127 horas

127 hours (2010) * USA / Enorme Bretaña

Duración: 94 min.

Música: A.R. Rahman

Fotografía: Anthony Dod Mantle y Enrique Chediak

Guion: Danny Boyle y Simon Beaufoy (N.: Aron Ralston)

Dirección: Danny Boyle

Intérpretes: James Franco (Aron Ralston), Amber Tamblyn (Megan McBride), Kate Mara (Kristi Moore), Clémence Poésy (Rana), Kate Burton (Fonna Ralston), Lizzy Caplan (Sonja Ralston), Treat Williams (Larry Ralston).

Aron Ralston, escoge proceder a pasar un fin de semana de aventura en Robbers Roost, un paraje desértico de Utah lleno de barrancos y cañones, donde practicará la escalada y el ciclismo de montaña.

Cargado con su conjunto de escalada Aaron se dirige a ese destino sin haber comentado su destino a nadie, ni a su compañero de trabajo ni a su madre, a la que no le contesta cuando le llama.

Con su bicicleta recorre enormes espacios en tiempo récord hasta que se topa con dos excursionistas, Megan y Kristi, que parecen perdidas y a las que él se da como guía, indicándoles el sendero más correcto y increíble para llegar al lugar que ellas quieren conocer, mostrándoles un lago subterráneo al que se llega dejándose caer desde una sustancial altura, que a las chicas les encanta, invitándolo a que se pase al día siguiente por su fiesta.

Tras ello él continúa su sendero, adentrándose por un cañón, hasta que el desprendimiento de una roca le hace caer, quedando inmovilizado al quedar su brazo atrapado entre la pared del cañón y la roca.

Ya que solo puede usar una mano, trata con ella de lograr que la roca se vaya deshaciendo, usando para eso su navaja multiusos, que verdaderamente no le sirve de mucha asistencia, ya que no era de muy excelente calidad.

Tratará de calmarse y racionar el agua y los pocos víveres que tiene, mientras comienza a grabar en su cámara de video varias deducciones.

A lo largo de ese tiempo se acordará de su madre, lamentando no haber contestado al mensaje que le dejó en el contestador, recordando además a su padre, que le inició en el planeta de la escalada y la aventura, y a su hermana.

Improvisará un torniquete mientras ve que su mano se va poniendo morada.

Las noches son muy frías y solo a lo largo de unos minutos por la mañana podrá gozar de un rayo de sol que no le otorga de lleno.

Intentará toda clase de resoluciones para liberarse sin conseguirlo, llegando a soñar con que una inundación revuelve las rocas y lo salva, aunque de todos modos la roca no se desplaza.

Según pasa las horas se va dando cuenta de que cada vez le será más difícil subsistir, al ser un paraje desértico por donde nadie pasa para lograr oírlo, debiendo llegar a beberse su propia orina frente la carencia de agua, lamentando no haberle contado a nadie donde se encontraba, ya que nadie le echará de menos a lo largo de el objetivo de semana, sabiendo que hasta el martes no le echarán de menos, y aun entonces no sabrán dónde buscarlo.

Al final, y cuando ahora viene a la conclusión de que será irrealizable subsistir, escoge amputarse el brazo con los pocos medios de que dispone, lográndolo al final, tras lo cual le restan fuerzas aun para escalar los 65 pies de pared y caminar más de ocho kilómetros, tras haber bebido agua estancada antes de hallarse con una familia de excursionistas que lo auxilian dándole agua y avisando a emergencias, siendo recogido por un helicóptero que lo llevará hasta el hospital.

Calificación: 2