A cambio de nada
España (2015) *
Duración: 93 Min.
Música: Varios
Fotografía: Josu Inchaustegui
Guion y Dirección: Daniel Guzmán
Intérpretes: Miguel Herrán (Darío), Antonio Bachiller (Luismi), Antonia Guzmán (Antonia), Felipe García Vélez (Justo / Caralimpia), Luis Tosar (Padre de Darío), María Miguel (Madre de Darío), Miguel Rellán (Profesor), Patricia Santos (Alicia), Fernando Albizu (Matías).
A la salida del centro y cuando ya todos los estudiantes han salido llega uno corriendo que entra en la clase para salir poco después con los libros.
De regreso a su casa va probando las cerraduras de todos los coches que hay aparcados para ver si alguno se dejó la puerta abierta.
Cuando llega a casa protesta de la comida mientras le dice a su madre, que está vendándose la muñeca que deje su mierda de trabajo, preguntándole ella con qué comerían si lo hiciera, tras lo que le pide que vaya a comentar con el abogado, preguntando él si no tienen la posibilidad de solucionarlo de otra forma, recordándole su madre que su padre no se encarga de él ni le pasa el dinero que le debe, diciéndole él que ya le otorga a él dinero y le adquisición ropa.
Enfadado por la discusión se marcha de casa y llama por el portero automático a su amigo Luismi, que protesta de que le llame tan rápido, diciéndole Darío que tienen que proceder a trabajar.
Suben juntos en la moto, quejándose Luismi de que jamás le deja conducir a él, a eso que Darío aduce que no posee carnet, recordándole Luismi que él tampoco lo tiene.
Juntos en la moto van a la carretera, quejándose Darío de que jamás llegan a 120, por lo cual le pide a Luismi que adelgace un poco, yendo hasta unos enormes almacenes donde hurtan unos jerséis iguales, a los que les quitan el antirrobo, dejando un agujero al llevarlo a cabo, mostrándole Darío a la salida que él además robó unas gafas de sol para cada uno.
Van tras ello hasta el taller de motos del “Caralimpia” para exigirle que les pague las piezas que le entregaron porque requieren el dinero, asegurándoles el hombre que no posee dinero para pagarles.
Pero esa noche cuando su madre trata de despertarlo del sofá para que se vaya a la cama ve que el jóven tiene dinero encima de la mesa.
El director del centro llama a Darío a su despacho, tras numerosos días sin proceder a clase en teoría gracias a una patología, y le pregunta qué ocurrirá si no aprueba ese año, respondiendo él que va a aprobar, y no como el año previo, más allá de lo cual le pide que vayan sus padres a comentar con él, diciendo él que los dos trabajan, y que no se conoce su teléfono.
Cuando sale, su padre le está aguardando en el camión, y le pregunta si habló con su madre, diciéndole él que sí, pero que no cede, diciéndole entonces el padre que si sigue así se quedará sin la vivienda, saliendo Darío en su defensa, lo que provoca que su padre reaccione mal al notar que la protege.
Le pregunta tras ello por el curso, y él dice que va bien, diciendo su padre que esa es la única alegría que tiene, dándole tras ello dinero, aunque recalcando que es para él, aunque le hace firmar un recibo.
Por la tarde Luismi y él espían desde la ventana de su baño cómo se ducha Alicia, la vecina, y aunque no ven nada más que su cabeza y sus hombros ellos se imaginan lo demás.
El director comunica al padre de Darío que si no aprueba los exámenes finales tendrá que dejar el centro, aunque lo que no sabe el instructor es que el hombre con el que habla no es el padre de Darío, sino Justo el “Caralimpia”, que asegura haberse quedado de piedra frente lo que le cuenta, y también le otorga una colleja para ofrecer más verosimilitud a su papel y le pregunta si quiere terminar en la obra como él, con todo lo que se han esforzado para que estudiara, afirmando el hombre estar hundido.
A la salida Justo le dice que ya están pacificamente después del marrón que le ha quitado de encima, ya que para ir tuvo además que cerrar el taller.
Durante la noche va a buscar a Luismi para sacar sus perros a pasear, aunque adonde van verdaderamente es al centro, donde Darío se cuela saltando la verja mientras Luismi vigila, consiguiendo, tras desatornillar el pomo de la puerta de la salón de instructores, quitar los exámenes.
Pero mientras él está dentro llega la madre de Luismi, preocupada por su tardanza y le ordena a subirse a su casa abandonando la supervisión.
Con los exámenes de junio en su poder, Darío se marcha feliz, aunque antes de saltar la verja ve cómo desde fuera le señalan con una linterna.
La madre de Darío está poniendo jamones en la fábrica en que trabaja cuando le avisan de que tiene una llamada, yendo poco después a la comisaría donde le tienen retenido, diciéndole cuando van que al día siguiente le va a enviar a vivir con su padre, ya que está harta de que le complique la vida.
Y al día siguiente la madre acude a una reunión con el director, diciéndole a este que le dejó un mensaje a su marido, aunque asegura que no piensa que vaya, aunque mientras le comunica que no van a enseñar ninguna denuncia, llaman a la puerta, mostrándose el padre del jóven, quedándose el director asombrado cuando se pudo ver y corroborar que no se habla del hombre con el que habló pocos días antes.
Les comunica que decidieron despedir a su hijo, frente lo que su madre le dice que es una decisión bastante drástica para un óptimo estudiante que tuvo un mal día, por lo cual le pregunta si tuvieron presente sus notas antes de tomar la decisión, a eso que el instructor les responde que ese pertence a los fundamentos por los que la han tomado, informándoles que tiene todo el curso perdido, frente a eso que ellos se creían de que lo tenía todo aprobado y además con nota.
Les dice tras ello que si desean que siga aprendiendo tendrán que matricularle otra vez en tercero en un centro privado, corrigiéndole la madre al mencionarle que querrá decir en cuarto, respondiendo el director que no, que en tercero.
Su padre le pregunta en qué curso está y el jóven calla, saltando entonces la madre echa una furia contra el padre al que acusa de ser el culpable de todo mientras lo golpea, debiendo intervenir el instructor para separarlos.
Mientras ellos discuten el jóven sale corriendo y se cuela en el metro, subiéndose fuera de la cabina, recorriendo el túnel mientras le otorga el aire en la cara.
Tras ello empieza a trabajar con Exactamente en el taller limpiando mientras este borra el número de serie de las piezas robadas.
Una noche, mientras come en la calle ve a una anciana intentando de hacerse con un sillón tirado en un contenedor y se aproxima a ayudarla, subiendo después al motocarro que la mujer conduce y que le dice que tiene 20 años y jamás le falló debido a que tiene el carburador trucado y tiene más capacidad de la que se ve.
El jóven la contribuye a cargar en numerosos sitios más, sintiéndose la mujer contenta por todo lo conseguido afirmando que le ha traído suerte, contándole él que no posee padres y que no estudia para evadir que la anciana siga interrogándolo sobre su historia.
Con Justo “aprende” las cosas de la vida. Siempre escucha a Julio Iglesias, con el que dice jugó al fútbol, aunque él no tuvo un padrino, como aquel.
Le cuenta que una vez estuvo en la cárcel, pero como todo el planeta estuvo en algún momento, y presume que de joven no se le escapaba ninguna mujer.
Acuden después a Motostión, un proveedor de piezas de moto, aunque su dueño, Matías, se niega a servirle una parte si no saldan las cuentas atentos, debiendo marcharse sin estas.
El objetivo de semana va con Luismi a la piscina y le dice que no piensa volver con sus padres ya que tiene trabajo, casa gratis y va a ganar bastante dinero.
Luismi le dice que ha aprobado todo y que ya tiene vacaciones, aunque Darío le dice que lo de el es fácil porque la FP está tirada, y aunque discuten Luismi le otorga dinero para que vaya tirando más allá de que él se resiste a agarrarlo.
Acuden tras ello otra vez al Corte Inglés de donde van con ropa novedosa y con el aspecto de pijos, yendo a una discoteca donde solo paga Luismi, que después le abre la puerta de emergencia a Darío para que se cuele.
En la discoteca bailan e “invitan” a beber a unas chicas tras quitar la bebida de otra gente de la barra, y todo se ve ir bien hasta que Darío le dice a una de ellas que si quiere lomo embuchado, recibiendo una bofetada de esta y después de uno de sus amigos, mostrándose otro que también lo golpea, frente lo que Luismi golpea a este, montándose una pelea en la discoteca de la que son expulsados por los de seguridad, aunque Darío no se arredra y afirma que se lo hará realizar los pagos.
Hace aparición entonces Justo, al que llamó, a recogerlos con su furgoneta, contándole lo ocurrido, diciendo este que si lo llega a coger él podría haber sido otra cosa, y ven entonces salir al gorila y Darío enseguida escoge proceder a por él, no entendiendo que Justo se eche para atrás excusándose en que hay mucha gente y que ya lo harán otro día, decidiendo entonces Darío ir solo, debiendo detenerlo Justo, al que Darío le dice que lo que le pasa es que se caga con él, realizando que Justo, picado, reaccione y se dirija al hombre de la moto, al que transporta a otra calle donde en teoría no habrá gente, aunque una vez allí le pregunta si no le atraen unas alforjas de cuero para su moto.
Hace aparición poco después frente los chicos sujetándose la muñeca como si le doliese de la paliza, y cuando el chico le pregunta si le dió bastante, él le dice que lo justo, observando cuando pasan con la furgoneta al hombre tirado en la calle.
Justo le dice que en relación concluya la hipoteca venderá el taller y se dedicará a vivir, diciéndole a Darío que hay que gozar de la vida, y preguntándole qué hará él de más grande, respondiéndole que conducir ambulancias, y cuando le pregunta si para contribuir a los enfermos, él le dice que no, que para saltarse los semáforos.
Darío le pregunta qué quería ser él de más grande, respondiéndole Justo que lo que es, un ganador, tras lo cual le pide un favor, yendo hasta un estacionamiento al que debe ingresar Darío mientras él se queda fuera, “vigilando”.
Poco después Darío llega al estacionamiento con una moto robada que ocultan, quejándose de que Justo no estuviera fuera esperándolo cuando salió.
Al día siguiente, domingo, va al rastro y visita a Antonia, la mujer del motocarro, que tiene allí un puesto, diciéndole la mujer que está más angosto, por lo cual lo invita a comer a su casa y le dice que vaya cuando desee, porque siempre está sola.
Tras coger la furgoneta de su jefe, Darío y Luismi van al Puente de los franceses, y trata de contratar a una prostituta, que le dice que vuelva en unos cuantos años, y cuando por último permite, y mientras va a buscar la furgoneta ven cómo ella sube a un camión, quedándose los dos desconcertados, y más al notar que el camión era el del padre de Darío, aunque este dice que los últimos días de la semana lo transporta otro conductor. Luismi le hace ver que es lunes, diciendo Darío que también se turnan otros días, diciéndole entonces Luismi que él también piensa que no era su padre.
Justo consigue vender una moto y con el dinero ganado le otorga a Darío su primer sueldo, aunque también le regaña por haberle cogido la furgoneta sin permiso.
Mientras se ducha, escucha cómo alguien llama insistentemente a la puerta y cuando abre Justo escucha que es la policía, por lo cual, desnudo como está escapa por la ventana del baño hasta la azotea, desde donde ve cómo los policías se llevan a su jefe esposado, siendo uno de los policías el cliente al que antes le vendió la moto, observando cómo sacan todas las motos del taller para llevárselas también.
Vestido con una bata de mujer llama al timbre de su vecina Alicia para mencionarle que le deje pasar desde su baño al de su casa.
Tras coger ropa y algunas cosas en una mochila va con su moto hasta casa de Antonia, a la que le pide que le deje almacenar allí su mochila, contándole que su jefe cerró por vacaciones y no posee donde reposar, dejándole la mujer ocupar una de las habitaciones de sus hijos que por el momento no viven con ella.
Darío visita a Justo, que le dice que en la cárcel está de lujo, y que está realizando excelentes contactos, diciéndole que está mejor dentro que fuera, ya que inclusive está yendo al gimnasio y ha perdido tripa.
Darío mira que tiene algunas lesiones en la cara, diciéndole Justo que le tuvo que argumentar a algunos quién era, tras lo cual le dice que su abogado le recomendó que se declarara culpable para que le rebajaran la condena, a eso que se negó, diciéndole que le hablaron de otro que tiene contacto con el juez y que por 10.000 Euros le saca a la calle en una semana, pero que lo debe llevar a cabo esa semana mismo y le han quitado todo lo que tenía, dando por seguro que debe salir de allí para que el banco no le quite el taller, ya que si lo realiza, cuando salga y a su edad no podrá trabajar ya, diciéndole que el único del que se fía, porque tiene código es de él.
Durante la noche regresa a salir con Antonia, robando el sofá de un portal para ella, aunque entonces les para la policía por sobrepasar la carga las dimensiones del vehículo, comprobando que su carnet caducó 5 años antes, por lo cual tienen que inmovilizar el vehículo, aunque como está cargado les aceptan llevarlo hasta la vivienda.
Darío y Luismi van a Motostion donde Justo compraba piezas hasta que dejó de realizar los pagos, ofreciéndose para trabajar allí más allá de que es menor, diciéndole Matías que no requiere a nadie, pidiendo entonces que le deje ir al baño para estudiar el lote, aguardando conocer dónde tienen la caja fuerte.
Antonia le pide que la acompañe al día siguiente al ayuntamiento para ofrecer de baja su puesto del Rastro, aunque él trata de animarla, ya que es lo que le otorga la vida.
Escoge por esto festejar una fiesta en su casa, que adorna con banderitas, y llevando a Luismi, que al ignorar cómo iba a ser la fiesta se siente desencantado y le se ve un rollo hasta que llaman a la puerta y hace aparición Alicia, que también se expone confusa.
Pero sin importar todo bailan jotas con la anciana, feliz de no estar sola, diciéndole a Darío que puede quedarse en todo momento que requiera.
Cuando Antonia se quita para proceder a reposar bailan los tres chicos música algo más actualizada, y le preguntan a Alicia si le gusta llevar a cabo algo particular, pidiendo ella que se den un beso los chicos, y cuando empiezan a bailar Darío y Alicia y todo se ve ir bien llaman al timbre, encontrándose al abrir la puerta a su madre, que le otorga una bofetada, aunque no consigue retenerlo, ya que sale corriendo.
En la puerta están también los padres de Luismi, pero este se oculta y no sale.
Darío debe colarse otra vez en el taller para reposar, contándole al día siguiente Luismi que Alicia se lo contó a su hermana y ella se chivó a sus padres.
Darío no quiere volver a su casa, porque no quiere proceder a ningún juicio y le pide a su amigo que le ayude con lo de Caralimpia, a eso que Luismi se niega, por lo cual escoge ir él solo, ya que el período se agota.
Pero mientras lo está preparándolo todo en el taller, llega Luismi con su perro y en pijama, tras haberse escapado de casa dejando un señuelo y con la furgoneta de Justo van hacia Motostion, donde Darío comienza la alarma. Y aunque corta un cable sin entender cuál es el correcto, consigue que esta no salte.
Buscan la caja fuerte hasta hallarla tras un cuadro, procediendo con la piqueta a arrancarla, tras lo cual la cargan en una carretilla, cruzándose con un vecino mientras van hacia la furgoneta.
De vuelta a casa, ven al padre de Luismi por la calle, seguramente buscándolo, por lo cual este elige no quedarse en su casa, yendo juntos hasta el taller, donde tratan de reventar la caja con un martillo, aunque sin éxito, hasta que Darío escoge usar una radial y lo consigue, aunque al abrirlo sufren una enorme decepción al ver que la caja está llena de documentos, pero no de dinero, encontrando también una caja dentro de la cual ven una revista pornográfica, encontrando Luismi al ojearla que entre las hojas de la misma hay un montón de dinero escondido.
Contentos con el descubrimiento van con la furgoneta y cargados de dinero a conocer al abogado de Justo al que le entregan el dinero, tras lo cual vuelven contentos cantando los dos el “Me va, me va” de Julio Iglesias, mientras fantasean con lo qué harán con el dinero, entregándole a un indigente que se cruza con ellos dos billetes de 500 Euros, aunque justo entonces un coche de policía les otorga el prominente, debiendo salir corriendo a toda agilidad perseguidos por los policías hasta llegar a una calle donde un camión de mudanzas les corta el paso, bajándose entonces de la furgoneta para salir corriendo, siendo Luismi embestido entonces por un coche, frente lo que Darío se distribución mientras llora atormentado al notar a su amigo en el suelo y sin conocimiento.
Llevado a comisaría es interrogado, contando que cogió la furgoneta para buscar al perro de su amigo, pidiéndole el policía que le interroga que le diga de dónde sacaron el dinero, diciendo que lo hallaron en un parque al costado de unos arbustos, no cediendo en esa versión más allá de las bofetadas del policía, no consiguiendo tampoco que le informen sobre el estado de su amigo.
En los pasillos del juzgado ve a sus padres y a Matías.
Juzgado como menor, él reitera que su versión, aunque entonces les comentan que un testigo les vio con un carrito en el que ocultaban algo cubierto con una manta con la tienda de recambios.
Le recuerdan que tiene antecedentes por otro robo con fuerza, aunque su abogado trata de rebajar la acusación realizando que cuente que lo que robó fueron unos exámenes.
Cuenta tras ello que salió de su casa cuando sus padres se separaron porque no quiere declarar contra ninguno de ellos y que lo único que quiere es que su amigo esté bien y que elige proceder a un centro a volver a su casa, para por último confesar que cogió el dinero, aunque, dice, lo logró él solo.
El juez llama a los padres tras llevar a cabo salir al menor.
Poco después llegan en el camión del padre hasta su casa, donde este les deja.
Pocos días después empieza a trabajar como mozo en el almacén de motos que robó por imposición del juez.
En el descampado cercano a su casa y donde pasea a su perra, ve a Luismi con Tyson, su perro. Este que transporta una pierna escayolada y transporta muletas no quiere arrimarse a él, más allá de que su perro, por la fuerza de la práctica se aproxima a la perra de Darío, el cual le reitera que que se siente con él para comentar, a eso que este se resiste, diciendo que está castigado, aunque por último lo realiza.
Darío le cuenta que sus viejos no irán a juicio y que está agotado de trabajar sin cobrar para realizar los pagos el robo, y está pensando en mencionarle al juez que elige estudiar, mientras ve cómo sus perros copulan, no dejando Luismi en esta ocasión que Darío los separe, dando por seguro que le debe una.
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