Amarcord
Amarcord (1973) * Italia / Francia
Duración: 127 min.
Música: Nino Rota
Fotografía: Giuseppe Rottuno
Guion: Federico Fellini, Tonino Guerra
Dirección: Federico Fellini
Intérpretes: Bruno Zanin (Titta Biondi), Magali Noël (Ninola / Gradisca), Pupella Maggio (Miranda Biondi), Armando Brancia (Aurelio Biondi), Giuseppe Ianigro (Abuelo de Titta) Nando Orfei (Lallo), Ciccio Ingrassia (Teo), Stefano Proietti (Oliva, hermano de Titta), Luigi Rossi (Abogado), Donatella Gambini (Aldina Cordini), Josiane Tanzilli (Volpina), Maria Antonietta Beluzzi (Estanquera), Gianfilippo Carcano (Don Baravelli), Ferruccio Brembilla (Líder fascista).
La llegada de los vilanos comunica la llegada de la primavera, y los ciudadanos de Rímini van a celebrarlo, alrededor de una enorme hoguera donde queman a una vieja muñeca que representa al invierno.
Titta Biondi, un joven y sus amigos acuden desanimados a clase, donde tienen que aguantar a desanimados instructores, burlándose de los más blandos y petulantes, para fantasear más adelante y masturbarse pensando en su profesora de matemáticas, o en la estanquera, o en Volpina, la prostituta ninfómana, o en la Gradisca, una peluquera cuyo trasero es admirado por toda la población masculina, y a la que piensan la Greta Garbo local, y que sueña con hallar un novio entre los veraneantes que acuden al Enorme Hotel.
Y fue en aquel lugar donde Ninola consiguió su alias, ya que se contaba que se acostó con el príncipe al que llamó estando desnuda en la cama y diciéndole: “gradisca”(disfrute).
Titta ten en cuenta que en una ocasión se puso al costado de ella en el cine y le tocó una pierna, no importándole que ella lo abofeteara después.
Sus gamberradas, como la vez que meó desde la parte de arriba del cine sobre el sombrero de un vecino, irritan a Aurelio, su padre, que siempre se ve estar enfadado.
Todos acuden a conocer también a los fascistas “Camisas Negras”, que desfilan corriendo por la localidad, hasta que en la mitad de la exaltación, se escucha que alguien toca la Internacional.
Tras organizar que todos regresen a sus viviendas, los soldados fascistas tratan de ofrecer con el músico rebelde, hasta corroborar que el sonido aparece del campanario, por lo cual empiezan a disparar hacia el mismo hasta terminar con el fonógrafo del que sale la música.
Al día siguiente numerosos vecinos son interrogados, entre ellos Aurelio, cuya popularidad antifascista le hace ser castigado a tomarse una botella de aceite de ricino.
A lo largo de el verano la localidad cobra vida por medio de los veraneantes que acuden al Enorme Hotel, en el que, se cuenta se hospedó un emir con sus 30 concubinas, relatando el borrachín Biscien, el vendedor ambulante, que estas le lanzaron sábanas para que trepara hasta sus aposentos, donde, tras seducirlas con su flauta, bailaron con él, acostándose con 28.
Una vez al mes Aurelio y su familia sacan del manicomio a Teo, su hermano. Y en una ocasión que lo llevaron al campo, y se subió a un colosal árbol desde el que gritaba que quería a una mujer, lanzándoles piedras a los que tratan de bajarlo, por lo cual por último tienen que recurrir a una monja enana que trabaja en el manicomio, que le ordena a bajar.
Todos recordarán el instante en que se publicaron al mar para lograr ver de cerca el colosal trasatlántico Rex que representaba la gloria fascista y que con sus luces les fascinó.
Titta recuerda cuando acudió al estanco y le ha dicho a la estanquera que podía levantarla en brazos, tras lo que ella le mostró sus gigantes pechos y les pidió que se los besara.
Cuando llega la nieve todos van del cine para gozar de la nieve, aunque será solo el inicio de la nevada más copiosa del lugar, y un día mientras se lanzan bolas ven cómo el pavo real del conde llega hasta la plaza observando admirados su plumaje entre la nieve.
Pero con el invierno lega la patología de Miranda, la madre de Titta, que poco después morirá en el hospital, recordando cómo más allá de su colosal tristeza, fueron al entierro en una carroza que todos miraban con lástima, a pesar de que los pequeños se sentían destacables.
Y tras la tristeza del invierno vuelven los vilanos y con ellos, y por fin, la boda de Gradisca con su príncipe azul, aunque solo sea un carabinieri y a la que acude todo el pueblo, sabiendo que próximamente la echarán de menos.
Calificación: 3