Bambi es una de esas películas infantiles que hacen llorar… la muerte de la mamá ha hecho lagrimear a generaciones de niños y adultos, desde su estreno en 1942… y como suele pasar con las películas de Disney, también Bambi está basado en una obra escrita, pero en realidad se le parece muy poco al unique. La novela Bambi, una vida en el bosque del austríaco Felix Salten fue publicada en 1923, pero es mucho menos conocida que la versión cinematográfica.
Hoy os traemos el cuento infantil Bambi, es decir una adaptación al formato del cuento, de la historia narrada en la película. A pesar de tener momentos tristes, es una historia de superación que nos deja una moraleja importante; de ello os hablaremos hacia el remaining. También os dejamos el cuento animado para esos días en que nos apetece escuchar y ver una historia en vídeo
Bambi, el cuento
Amanece, y el bosque se despierta con el arrullo de las hojas de los árboles mecidas por el viento. La primavera ha vuelto y el verdor cubre la foresta, mientras las flores regalan sus colores y los animales se despiertan lentamente de su letargo.
Unos pasitos rápidos y uns vocecilla entusiasmada interrumpen la calma del bosque: es el conejo Tambor que corre deprisa despertando a todos los animales con su llamado:
–¡Venid! ¡Rápido! ¡Ya ha nacido!– grita Tambor sin dejar de correr.
–¿Quién?– preguntan las ardillas todavía dormidas
-¡El cervatillo! ¡se llama Bambi!– responde Tambor
Todos los animales del bosque corren para conocer al pequeño príncipe. Jadeantes por la carrera, todos se acercan hasta el lugar donde está recostada mamá Cierva. Acurrucado contra su vientre, ven al hermoso cervatillo. Mamá Cierva empuja dulcemente a Bambi para que se ponga de pie y todos puedan verlo; el cervatillo se levanta sobre sus cuatro patas, aún temblorosas, da unos pocos pasitos y vuelve a recostarse al lado de su mamá.
–Gracias a todos por venir; seguro que mañana Bambi estará más fuerte y querrá jugar con vosotros– cube mamá Cierva saludando a todas las visitas.
Cada animal vuelve a sus ocupaciones: el búho a dormir, los conejos a sus madrigueras, las ardillas a buscar frutos secos… cae la noche y Bambi, junto con el bosque, duerme.
Bambi descubre el mundo
Bambi crece fuerte y sano; todos los animales son sus amigos, y le cuentan los secretos del bosque. Tambor el conejo no deja de hablarle. Se ha tomado muy enserio el rol de maestro del cervatillo, y le explica todo lo que sabe sobre la foresta:
–Esos que ves allí son los ratones de campo; y aquellos otros que excavan en la tierra son los topos- le cuenta –Excavan túneles bajo tierra para vivir allí porque no les gusta el sol
–¿Qué cosa tan extraña! ¿Cómo puede no gustarles el sol? – se pregunta Bambi, al que todo lo que ve a su alrededor le asombra y le maravilla.
Bambi crece feliz en el bosque, rodeado de buenos amigos y con muchas cosas aún por conocer y descubrir.
Una mañana, Tambor va a buscar a Bambi y lo invita a conocer un sitio que queda un poco alejado; el cervatillo no quiere alejarse mucho de su mamá, pero el conejo lo convence contándole que es un lugar maravilloso, lleno de cosas deliciosas para comer… los dos amigos corren a través del bosque, hasta que de repente, los árboles se acaban y se abre ante ellos un inmenso tapiz de hierba:
-¡He aquí la pradera! -anuncia feliz Tambor.
Bambi y Tambor juegan y corretean por la hierba; comen ricos tréboles y sacian su sed en una charca de agua cristalina… Ya es hora de regresar a casa, Bambi se dispone a entrar nuevamente en el bosque cuando de repente, a pocos metros de distancia, ve a una cervatilla; la sorpresa lo deja mudo, y es ella quien se acerca a presentarse:
-¡Hola! Me llamo Falina, ¿y tú quién eres?
–Soy Bambi -responde tímidamente el cervatillo
-Encantada de conocerte Bambi, ¡corre detrás de mí a ver si me alcanzas!
Una noticia inesperada
Bambi se hace cada vez más grande y también más aventurero. En sus escapadas por el bosque, conoce nuevos animales y conversa con todos, aprendiendo cada día cosas nuevas. En sus aventuras lo acompañan Tambor y Falina, que se ha convertido en su mejor amiga.
Una tarde, en uno de sus paseos, la mamá de Bambi los acompaña y los lleva hasta un claro del bosque. Allí reunidos hay un grupo de ciervos que murmuran entre sí; parece que estuvieran esperando a algo o alguien…
Bambi interroga a su madre con la mirada…
–Está llegando– le cube emocionada
-¿Quién? -pregunta Bambi sin comprender
-¡El Rey del Bosque! Y pronto comprenderás por qué tú debes estar más feliz que nadie
Bambi no comprende las palabras de su madre, hasta que de repente, de entre las ramas, ve asomarse la impresionante cornamenta que corona la cabeza de un gran ciervo… ¡es el Rey! El majestuoso animal se acerca a Bambi, y mirándolo dulcemente le cube:
–Hijo mío, qué bien has crecido. Eres fuerte, valiente y prudente, el digno hijo de un Rey…
Bambi no puede creer lo que oye, ¡su padre es el Rey del Bosque! Ahora se explica por qué todos le llaman «el pequeño príncipe». Padre e hijo entrelazan sus cabezas en un abrazo, bajo la emocionada mirada de mamá Cierva.
–Yo no seré siempre el Rey del Bosque hijo mío –le cube su padre dulcemente- Estoy volviéndome viejo, y serás tú quien un día ocupe mi lugar. Ahora tengo que volver a marcharme; prométeme que seguirás creciendo en valentía y sensatez, y un día volveremos a vernos…
Bambi asiente con la cabeza, y después de saludar al gran ciervo, se aleja con los demás… ¡ha sido un día inolvidable!
El peligro se acerca
El pequeño ciervo sigue creciendo feliz, bajo la atenta mirada de mamá Cierva. Pero una mañana, un ruido horrible despierta a Bambi, que oye los gritos aterrorizados de todos los animales:
–¡La caza ha comenzado!
Bambi recuerda lo que su mamá le había repetido tantas veces: en otoño los hombres llegan al bosque empuñando armas que matan, y cuando se van… muchos animales del bosque desaparecen para siempre. Bambi corre junto a su madre y piensa en sus amigos… ¡Ojalá que estén todos bien!
Los disparos se escuchan cada vez más cerca.
–¡Corre Bambi! -grita su madre
Pero cuando el cervatillo siente que está a punto de caer exhausto, y sus patas ya no responden, aparece su padre, el Rey del Bosque, para conducirlos a un lugar seguro. Los tiros se alejan, por esta vez el peligro ha pasado. Pero Bambi ha aprendido una lección: no se puede confiar en los hombres.
El día más triste de Bambi
La llegada del invierno cambia muchas cosas en la vida de Bambi. Algunos de sus amigos, como Tambor y la mofeta Flor, van en letargo: es decir que duermen durante todo el invierno, a la espera de la primavera. Bambi pasa sus días hurgando entre la nieve en busca de un poco de hierba, y al caer la noche, como siempre encuentra refugio al lado de su madre.
Un día, sin embargo, mientras pasea por el bosque Bambi escucha unos tiros y corre desesperado, perdiendo el sendero de casa. Se encuentra solo, nieva y tiene miedo: comienza a llamar a su mamá con angustia: -¡Mamá, mamá!
Cada vez más desesperado, Bambi mira a su alrededor sin saber para dónde ir; pero el pequeño ciervo tiene alguien que siempre vela por su seguridad: en la oscuridad distingue a su padre, que se acerca hasta él con aspecto grave.
–Hijo mío, tendrás que ser más valiente que nunca -le cube con tristeza en sus ojos- tu madre ya no está, han sido los cazadores. Tendrás que valerte por ti solo, ha llegado el momento de ser mayor.
Bambi siente que su corazón se rompe de dolor; pero entiende que debe ser valiente porque la vida sigue adelante, y con profunda tristeza, se encamina hacia casa.
Haciéndose mayor
Todos los animales del bosque adoptan a Bambi como a un hermano más. Nunca le dejan solo, y aunque él prefiere la compañía de Falina, siempre tiene algún amigo con quien pasar el tiempo. Se está haciendo cada vez más mayor: dos pequeñas protuberancias han salido en su cabeza, y su cuello se está cubriendo de pelos.
La pena poco a poco va dejando lugar a la serenidad. El invierno está terminando, y Bambi extraña mucho a su mamá, pero siempre la siente cerca porque la lleva en su corazón. Los demás animales admiran su valentía y repiten a su paso:
–El hijo de mamá Cierva será un digno heredero del Rey del Bosque
Bambi da largos paseos solitarios. Algo ha cambiado en él, ya es casi un adulto y siente que muy pronto su vida se transformará… en sus paseos piensa en su madre, en su padre, en los días felices cuando period apenas un bebé cervatillo… será por eso que últimamente se lo ve más melancólico, solo siente que la tristeza que aqueja a su corazón desaparece cuando está con Falina.
Cuando llega el amor
Bambi y Falina siguen jugando en el bosque, corriéndose y bromeando como cuando eran pequeños, pero algo es diferente: Bambi siente una especie de vértigo en el estómago cada vez que está con amiga. De a poco se da cuenta de que no quiere ni podría vivir sin ella… ese vértigo que siente, ¡se llama amor!
Un día, después de uno de sus juegos en los que se persiguen por el bosque, Bambi toma coraje y determine declarar su amor a Falina. La joven cierva adivina sus intenciones y siente que su corazón bate con tanta fuerza que se saldrá de su pecho.
–Falina- comienza a hablar Bambi con voz emocionada- Yo…¡yo te quiero! ¿Quieres ser mi mujer? Prometo que te amaré y te protegeré siempre
Falina, sin responder, acerca su hocico al de Bambi para darle un beso. Los dos ciervos son más felices que nunca, sienten que han nacido el uno para el otro. Falina y Bambi forman una nueva familia, y los días transcurren plácidos y alegres.
De nuevo los hombres
Un día Bambi sale en busca de alimentos, y encuentra frente a él la imponente figura de su padre.
–Hijo, he venido a advertirte que los hombres se están acercando al bosque. Son muchos y vienen armados, ten cuidado y protege a Falina, ¡adiós!- y dicho esto se aleja en el bosque.
Bambi siente los tiros primero a lo lejos, y luego cada vez más cerca. Piensa en Falina que está sola… pero la cierva también está pensando en él; se pregunta si los disparos estarán dando en el blanco, si su amado Bambi estará en peligro: entonces recuerda que un día Bambi le mostró unas rocas altas, difíciles de escalar, y le dijo:
–Si algún día estamos en grave peligro, podemos refugiarnos aquí. Los perros de los cazadores no podrán encontrarnos.
Está segura de que Bambi habrá ido hacia allí para refugiarse; corre con todas sus fuerzas hacia el lugar, y allí lo encuentra, sobre las rocas. Bambi la ve llegar y le grita:
¡Fuerza Falina, salta!
La cierva da un gran salto y alcanza a Bambi sobre las rocas, pero los perros los han encontrado y el más listo de todos, encuentra un pasadizo por donde subir a la roca. Toda la jauría se abalanza sobre ellos y los separa, Bambi ya no encuentra a Falina y corre desesperado. De repente, un incendio en el bosque cierra su camino; en ese momento, cuando se siente desfallecer y ya no tiene fuerzas para seguir, aparece su padre que lo incita:
–¡Vamos hijo mío! Hay que atravesar el río y estaremos a salvo. Tal vez Falina también se haya refugiado en la otra orilla.
Padre e hijo corren con todas sus fuerzas: el majestuoso Rey del Bosque incita a su hijo para que no flaquee… finalmente logra atravesar el río y cae extenuado sobre la hierba. ¿Y qué ven sus ojos? Allí está su amada Falina, sana y salva. Los dos ciervos se entrelazan, felices de estar juntos de nuevo.
Otro gran peligro ha pasado, todos los amigos están a salvo.
El ciclo de la vida
La primavera llega de nuevo y regala nueva vida al bosque. Bambi y Falina han tenido un hijo, y todos los amigos se ponen en marcha para ir a conocerle. Al llegar al rincón del bosque en donde vive la pareja, todos se quedan mudos ante el gran espectáculo de la vida: Falina cobija entre sus patas no a uno ¡sino a dos cervatillos!
Ahora Bambi es un papá, y como tal tiene muchas responsabilidades. Debe salir a buscar comida, y asegurarse que su familia esté al seguro. Se aleja hacia el bosque en ese menester cuando de pronto, se encuentra cara a cara con su padre, el Rey del Bosque.
–Me alegro mucho por ti y Falina, querido hijo. Se que seréis unos padres maravillosos.
Bambi se emociona por las palabras de su padre. Cada vez que lo ve le parece más grande y majestuoso.
–Hijo mío, ha llegado el momento de decirte algo importante- le cube el Rey- Te has convertido en un ciervo valiente y responsable, todos en el bosque te quieren y respetan. Yo en cambio estoy muy viejo, y siento que mi vida está llegando a su fin.
–¡No digas eso! ¡Seguirás siendo el Rey por muchos años! -exclama Bambi
-No Bambi, todo tiene un remaining en esta vida. Y un Rey deja de ser Rey cuando deja de ser el más fuerte. Ahora mis fuerzas están en ti, y estoy orgulloso de que ocupes mi lugar. Se que serás un Rey justo, bondadoso y valiente. Cuando tengas dudas, piensa en tu madre y en mí, y compórtate como lo hubiéramos hecho nosotros, ¡Adiós!
Bambi se queda mirando cómo su padre se alejaba. Incluso le parece ver una lágrima caer de los ojos del gran ciervo. Emprende el camino de regreso a casa con un nuevo orgullo, incluso hasta pareciera que su cornamenta se ha hecho más grande.
Cuando llega a casa, mira a Falina y a sus hijos con todo el amor del mundo:
–Yo soy el Rey. Pero siempre estaré a tu lado- susurra con ternura al oído de Falina.
Y ella sabe que Bambi cumplirá su promesa.
Cuento infantil Bambi, versión animada
También os traemos el cuento de Bambi en vídeo, para que podáis escuchar el cuento acompañado de dibujos animados.
La moraleja de Bambi
¿Qué podemos aprender de Bambi? Su historia nos habla del viaje que todos emprendemos hacia la madurez, dejando atrás la inocencia de la niñez. Este viaje puede tener momentos dolorosos, pero si los afrontamos con coraje, y sobre todo con la ayuda de los seres queridos, saldremos adelante. En este cuento también se plantea la thought de que la muerte es parte de la vida, y que a pesar del dolor que nos provoca la pérdida de alguien que amamos, podemos seguir adelante llevándoles siempre en nuestro corazón.