Belle de Jour (Bella de día)
Belle de Jour (1967) * Francia / Italia
Duración: 101 Min.
Fotografía: Sacha Vierny
Guion: Luis Buñuel, Jean-Claude Carrière (N.: J.Kessel)
Dirección: Luis Buñuel
Intérpretes: Catherine Deneuve (Séverine Serizy / Belle de Jour), Jean Sorel (Pierre Serizy), Michel Piccoli (Henri Husson), Geneviève Page (Madame Anaïs), Pierre Clémenti (Marcel), Francisco Rabal as Hyppolite, Françoise Fabian (Charlotte), Macha Méril (Renée), Marguerite Muni (Pallas), Maria Latour (Mathilde), Georges Marchal (Duque)
Pierre Serizy y su mujer Séverine pasean por el bosque en un carruaje conducido por dos cocheros, donde se confiesan su amor, aunque él la acusa de ser muy fría, por lo cual, tras parar el coche provoca que los cocheros la aten a un árbol, la golpeen con látigos y la violen.
La escena es solo un sueño recurrente de Séverine.
Más allá de que duermen en camas separadas, y ella comunmente lo repudia, Pierre la adora y, tras coger unos días libres en el hospital en que trabaja, se va de viaje a la montaña con ella para festejar su aniversario esquiando con sus amigos Renée e Husson, el cual la piropea y días más tarde le envía rosas.
Renée le habla de Henrriette, una amiga común que se prostituye por dinero y ella comienza a interesarse por el desempeño de los prostíbulos, primero con Pierre y más tarde con Hussone quien le otorga la dirección de uno de ellos, tras encajar en el club de tenis.
Acudirá a esa dirección, donde tras el aspecto de una vivienda de modas hay un prostíbulo de lujo comandado por Anaïs, al que irá cada día de 2 a 5, bajo el seudónimo de Belle de Jour.
Su primer cliente es Adolf, un desarrollador de caramelos poco interesante al que se resiste hasta que él se expone duro con ella, instante en que se regresa sumisa y permite la situación, aunque a su regreso a casa se ducha y quema la ropa interior y no vuelve en una semana.
En otro de sus sueños hace aparición de nuevo atada, siendo en esta ocasión Hussone quien la humille lanzándole barro a la cara e insultándola.
Más allá de su deserción Anaïs la readmite, y, aunque no consigue agradar a un cliente al que le agrada vestirse como mayordomo de una marquesa y que esta lo maltrate, satisfará totalmente a un hombre de negocios oriental tras cuya marcha queda sangre en su ropa.
Su siguiente cliente es un duque, en cuya mansión, y tras vestirla con un velo negro debe introducirse en un ataúd donde debe emular estar muerta mientras él se excita al verla.
Se negará a recibir a Hussone, aunque regresa a imaginarse realizando el cariño con él bajo la mesa de un café donde están también Renée y Pierre.
Tras hacer un robo, acuden a verlas dos delincuentes, Hipólito, y Marcel, un joven violento con los dientes destrozados que atrae a Séverine, a la que volverá a conocer a su regreso tras unos días de vacaciones con su marido en la playa.
Su doble vida la hace sentirse más cercana a Pierre, hasta que hace aparición Hussone, al que le pide que no cuente nada a su marido. Y este, más allá de haberla cortejado antes no se acostará con ella, ya que lo que lo atraía de ella era su imagen virtuosa.
Más allá de todo regresa a soñar con él. En cómo se bate en desafío con Pierre. Tras vencer, este va a rescatarla al árbol en que permanecía atada.
Tras su visita escoge dejar la vivienda de madame Anaïs, más allá de lo cual Marcel la localizará y la visitará en su casa, donde escoge, tras ser rechazado aguardar a Pierre, contra el que disparará, huyendo en un coche con el que tendrá un incidente, siendo buscado por un policía, que al notar cómo Marcel le dispara responde a su ataque acabando con él.
Como resultado de los tiros, Pierre queda paralítico, decidiendo Hussone contarle la realidad para que no se sienta culpable por depender de su mujer.
Pero tras la salida de su amigo Pierre se levanta. No está paralítico. Fuera suenan los cascabeles de un coche de caballos – viven en el campo y no en la localidad – y su sonido ha producido en Séverine todas las ensoñaciones.
Calificación: 3