«Para cubrir esta compañía, descartad todo hábito literario – de hecho la fácil lógica –
en cada página – comienza algo que sólo está relacionado a la página previo por el propósito final – Y es sin embargo únicamente una cita continuada dentro de otra cita escencial.
Obra de arte llevada a cabo con los hechos del pensamiento mismo».
Nadie podría haber definido mejor este libro como su constructor en este párrafo. Paul Valéry captura destellos de su cabeza y los anota en su etapa más primigenia en sus cuadernos. «Ensayos, bocetos, estudios, esbozos, borradores, ejercicios, tanteos», unidos todos ellos por el aspecto común de tratarse de ideas que están en su primer estado y que representan «la naturaleza perpetuamente provisional» de todo lo que le viene a la cabeza.
Guiado en única por el «rigor imaginativo», Valéry convierte en letra su extraordinaria forma de razonar -propia de las «mentes disyuntivas»- y transcribe con especialidad inalcanzable su colosal obra: el contenido de su cabeza. Este hombre de «vida tan fácil y pensamiento tan complejo como sea posible» no quiere seducir, enseñar ni sentar cátedra. Escoge ser releído por unos pocos que leído por numerosos. Olvida con mucha simplicidad el pasado y eso le posibilita ver el presente con ojos siempre nuevos. Tiene una prodigiosa «facultad de olvido» que establece un carácter innovador, ávido de hallar la «sensación del descubrimiento». Es consciente de que «el lenguaje no es más que una aproximación» y, más allá de esto, consigue arrimarse como pocos a la naturaleza abstracta y voluble del pensamiento.
El fácil hecho de investigar varios extractos a la suerte de los «Cuadernos» convence al instante de encontrarse frente una obra maestra. Si Valéry diferenciaba entre dos tipos de lecturas, no cabe ninguna duda de que sus notas no están entre «las que distraen, las que nos alejan de nosotros», sino ente «las que incrementan nuestra fuerza». Estas «contra-obras» -como él mismo las califica por poseer la cualidad de lo inacabado, que Valéry convierte como nadie en una virtud- desean ser una radiografía del «pensamiento en formación» a través de la cual el constructor se redacta a sí mismo. Y, aunque no conforman un períodico precisamente, la realidad es que no tienen la oportunidad de haber unas memorias que representen mejor a su constructor.
Enviado por:
Clarice Lagos
Curiosidades:
– El volumen «Cuadernos» junta todas las notas realizadas por Paul Valéry a lo largo de cincuenta años. Este constructor acostumbraba a escribir sus pensamientos todos los días y completó más de doscientos cuadernos con ellos. La edición de Galaxia Gutenberg los transcribe así como se escribieron, conservando los múltiples guiones que acostumbraba a usar Valéry, las abreviaturas y las expresiones escritas en otro idioma, para que el espíritu de esta obra se conserve así como fue concebido por el constructor.Otros libros de este autor:
La velada con Monsieur Teste
La joven Parca
El cementerio marino
Variedad
Mi Fausto
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André Gide
André Gide y Paul Valéry alimentaron una extraña relación de amistad. En tanto que Gide admiraba a Valéry, éste no estaba del todo convencido de la valía del primero. Actualmente, tanto «Cuadernos» como «Diarios» se opínan dos proyectos cumbre de la literatura.Diario 1887-1910
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