Cuando vuelvas a mi lado
España (1999) *
Duración: 100 min.
Música: Ángel Illarramendi
Fotografía: Alfredo Mayo
Guion: Felicidad Querejeta, Elías Querejeta (Colaboración: Manuel Gutiérrez Aragón)
Dirección: Felicidad Querejeta
Intérpretes: Mercedes Sampietro (Gloria), Jorge Perugorría (Joao), Adriana Ozores (Ana), Rosa Mariscal (Lidia), Julieta Serrano (Tía Rafaela), Marta Belaustegui (Adela), François Dunoyer (Santos adulto), Ramón Barea (Donato), Giovanna Muñoz (Gloria adolescente), Israel Rodríguez (Santos), Claudia Otero (Gloria niña), Ainhoa Suárez (Ana niña), José Ángel Egido (Doctor), Paco Sagarzazu (Serafín).
Adela se enlista para casarse con Joao, un cubano hijo de emigrantes, poniéndose un vestido blanco, más allá de estar embarazada, recibiendo los últimos consejos de su tía Rafaela, que además lee las cartas y dice estar en contacto con los muertos, diciéndole su madre, muerta gracias a un incidente de autobús a través de ella que se piense lo que va a llevar a cabo
47 años después, Gloria, su hija, relaciones públicas de un hotel, recibe una llamada donde le comunican la desaparición de su madre, reencontrándose después de varios años en la vivienda donde vivía la fallecida con sus hermanas Ana y Lidia.
Adela, que se pasó los 30 últimos años de su historia, desde la desaparición de Joao, encerrada y sin pronunciar solo una palabra, dejó redactada en un papel su última intención, disponiendo que sus cenizas se dividieran en tres partes, debiendo llevar todas ellas a un individuo diferente, debiendo las tres hermanas viajar juntas para repartir las cenizas según lo dispuesto.
Gloria tenía comunmente que echar una mano cuidando de sus hermanas pequeñas, desvelándole su amigo Santos, que siempre se encontraba con ella la forma en que se hacían los niños, llevándola a espiar a sus padres mientras hacen el cariño.
Gloria recuerda la tienda de telas que sus abuelos pusieron cuando regresaron de Cuba, donde nació Joao, su padre, que trabaja con ellos, empleando más adelante a Santos, que desde niño siempre se encontraba con Gloria y con su padre, que se lamenta de que su hijo no desee ser chófer como él, ni quiera ser falangista, prefiriendo trabajar en la tienda.
A lo largo de su viaje hacia Galicia se ponen al día sobre sus respectivas vidas, aunque Lidia embarazada, no quiere contarles quién es el padre de su hijo.
El primer tercio de sus cenizas tienen que entregárselo a Adela, su tía, confidente y amiga, con la que entra en contacto a través de las cartas, que también le aseguran que las chicas están llegando y que traen sorpresas.
Más allá de su ajustado contacto, Ana jamás se sintió cómoda con Rafaela, ya que ella era la más rebelde de las hermanas y siempre discutían.
Tanto Ana como Gloria recuerdan el nacimiento de Lidia, temiendo la segunda que su padre prefiriera a la recién nacida a ella.
Cuando llegan al hostal de Rafaela se instalan recordando cuando Rafaela les contó que su padre se había marchado de casa, dado que su madre lloraba sin frenos sin contarles nada.
Mientras Gloria crecía Adela comenzó a verse celosa de ella suponiendo que Joao solo tenía ojos para ella.
Rafaela se siente asombrada al darse cuenta de la última intención de Adela al soliciar que ella tuviera solo una tercer parte de sus cenizas, debiendo dar la segunda a Santos, que compró la vivienda de su madre, y la tercera a su padre.
Rafaela le cuenta a Gloria que lo de su padre es una disparidad, recordando esta que Rafaela, a través de sus cartas les iba diciendo en qué lugar de este mundo se encontraba.
Rafaela ten en cuenta que Adela le contó que Gloria y Joao siempre estaban juntos y que a ella no le hacía caso, y que ella le quiere solo para ella, a la que le cuenta las fabulosas historias que antes le contaba a ella, pidiéndole a Rafaela que investigue para ver si se está volviendo loca.
Cuando Rafaela sale para aventar las cenizas la acompaña Lidia que le enseña que el padre de su hijo está casado y tiene dos hijos.
Lidia solamente recuerda a su padre. Solo sabe que apareció otra mujer, habiendo creído siempre que se marchó con ella, diciéndole Rafaela que sí, que apareció otra mujer, pero que cuando Joao se marchó ella se quedó con su madre, diciéndole que le pregunte a Gloria lo ocurrido.
Mientras van hacia la que fue su casa, la de Santos, Lidia le pregunta si también se acostaba con Santos, sabiendo que Rafaela salió de la lengua, aunque Gloria se niega a responder a las insinuaciones, enfadándose y llegando a bajarse del coche, y llamando prostituta a Ana, que le proporciona una bofetada, tras lo que se reconcilian.
Adela observaba cada vez más preocupada el cuerpo de Gloria, transformada ya en una mujer, por lo cual trata de convencerla de que se realice novia de Santos, aunque ella dice no quererlo de ese modo.
Adela la interroga preguntándole si su padre le puso la mano encima, llorando amargamente frente la carencia de respuesta de su hija que se marcha de casa, yendo a la de Santos y su padre.
Una vez en lo que fue su casa entierran las cenizas en el jardín.
Durante la noche Gloria va a conocer a Santos que le cuenta que su mujer se fugó con un arquitecto 20 años mas joven que ella.
Beben y recuerdan
Un día, cuando Santos y Joao regresaban en el transbordador les esperaba Adela, que le cuenta a su marido que Gloria se fué de casa.
Santos los siguió y los escuchó, diciéndole ella que contará todo lo que hizo, negando él haber tocado a su hija.
Santos dice que hubiera dado lo que fuera por ser parte de su familia, algo que siempre deseó. Los espiaba como si fueran de otro mundo, ya que admiraba a Joao y la quería a ella.
Le cuenta que Adela decidió apartarla de Joao, enviándola con Rafaela unos meses, lo cual Joao rechazó, decidiendo marcharse él, aunque cuando se pudo ver con su maleta Adela, enloquecida, le clavó un cuchillo, acabando con él.
Santos, testigo del hecho corre a buscar a Rafaela que se encontraba pasando allí una temporada, diciéndole que no cuente nada a nadie y pidiéndole que lleve el coche.
Santos y Gloria van hasta la playa, hasta el sitio donde aquella noche enterraron a Joao, en oposición al mar, aquel lugar del que tantas historias él les contaba.
Gloria piensa que todo fue una venganza de su madre, que quiso que se enterara de lo ocurrido y que se sintiera culpable.
Ella esparce las cenizas de su madre con los restos de su padre mientras la abraza Santos y escoge no contar nada a sus hermanas y explotar mejor lo que le queda de vida.
Calificación: 3