Todos parecían divertirse en aquel baile que reunía como mucho distinguido de la sociedad londinense. Todos, salvo 2. Daphne, una preciosa joven estresada por su madre, y Simon, el insociable nuevo duque de Hastings, tenían exactamente el mismo problema: la continua presión a fin de que encontrasen pareja. Al conocerse, se les ocurrió el plan perfecto: fingir un compromiso que los liberara de más agobios. Mas no sería fácil, puesto que el hermano de Daphne, amigo de Simon, no es moco de pavo de mentir, ni tampoco lo son las experimentadas damas de la alta sociedad. Si bien lo que complicará de veras las cosas va a ser la aparición de un factor que no estaba previsto en este juego a 2 bandas: el amor.
IDEARON UN PLAN PERFECTO EN EL QUE EL AMOR NO TENÍA CABIDA…
Desde que fue presentada en sociedad, Daphne no tiene un instante de respiro. La responsabilidad es de su madre, a la que adora, mas que está ofuscada con localizarle un marido lo antes posible. Lo peor del caso es que los hombres razonablemente deseables no están interesados, y los que sí lo están son unos infatigables pesados de los que debe librarse… aun a golpes. De ahí que admite encantada la idea del duque de Hastings de fingir un noviazgo que ahuyente a los pretendientes. Si bien quizás asimismo tenga algo que ver el hecho de que el joven duque empieza a resultarle poco a poco más seductor.
PERO HAY COSAS DE LAS QUE ES IMPOSIBLE ESCAPAR
Marcado por una niñez llena de soledad y resquemor, Simon Basset, el nuevo duque de Hastings, no desea saber nada de la vida social de la ciudad de Londres ni, desde entonces, de los intentos de las muy elegantes damas de «cazarlo» como marido para sus hijas. Cuando conoce a Daphne, cree haber encontrado el plan perfecto: un compromiso falso que sostenga distanciadas a las pretendientes que lo estresan. Y cuando la atracción fingida empieza a transformarse en algo demasiado real, Simon va a deber enfrentarse a los espectros del pasado que le impiden gozar la dicha que el destino pone al alcance de su mano.