El espíritu de la colmena
España (1973) *
Duración: 94 Min.
Música: Luis de Pablos
Fotografía: Luis Cuadrado
Guion: Víctor Erice, Ángel Fernández Santos
Dirección: Víctor Erice
Intérpretes: Fernando Fernán Gómez (Fernando), Teresa Gimpera (Teresa), Ana Torrent (Ana), Isabel Tellería (Isabel), Kety de la Cámara (Milagros), Laly Soldevila (Maestra), Miguel Picazo (Médico), José Villasante (Frankenstein), Juan Margallo (Fugitivo).
Érase una vez… un espacio de la meseta castellana. 1940.
Un camión llega al pueblo entre la expectación de los niños llevando los rollos de la película Frankenstein, que ese domingo, se exhibirá en un local del ayuntamiento, al que cada vecino acude con sus sillas.
Entre los espectadores están Isabel y Ana, dos niñas, cuya madre, Teresa, explota que está sola mientras Fernando, su marido, protege de la colmena, para escribir una descorazonadora carta donde expresa el sentimiento de entender que no podrá volver a vivir con su receptor los días contentos del pasado, aunque le pide a Dios poder volver a hallarse con él, señalándole lo dura que está siendo su historia en ese rincón donde tratan de subsistir. Después irá a echar la carta al tren con la indecisión de no entender si llegará a su destino.
Y esa noche, tras ver la película, Ana le pregunta a Isabel por qué el monstruo mató a la niña y por qué después lo mataron a él a eso que Isabel le responde que de todos modos el monstruo no murió, ya que en el cine es todo mentira y nadie muere enserio, y además le dice que el monstruo es un espíritu y a los espíritus no se les puede matar, asegurándole que ella lo vió vivo.
Al día siguiente ámbas hermanas irán al lugar donde Isabel dice que vio al espíritu, en una vivienda semiderruida que tiene un pozo, aislada en medio del campo.
Ana ve cómo Isabel entra en la vivienda, mientras ella mira desde lejos sin atreverse a arrimarse, aunque al día siguiente, va ella sola y se aproxima hasta el pozo, lanzando al mismo una piedra, para después ingresar en la vivienda, donde no ve nada, aunque fuera sí mira unas gigantes huellas que parecen de un hombre.
Ana e Isabel van en ocasiones con su padre a agarrar setas, o se aproximan hasta la vía del tren y pegan el oído al raíl para entender si se aproxima.
Un día Isabel sigue a Ana hasta la vivienda aislada y mira cómo invoca al espíritu. Y volverá a llevarlo a cabo una noche en el jardín de su casa, cuando, tras hacerle una pregunta por los espíritus a su madre, esta le dice que a los niños buenos los trata bien.
Un día un hombre se arroja desde el tren en marcha consiguiendo llegar hasta la vivienda dejada más allá de estar herido, donde es asombrado por Ana mientras duerme. Al oírla el hombre saca una pistola, que almacena al saber que es una niña.
Esta le da una manzana y al día siguiente acude otra vez a la vivienda llevándole comida, unos zapatos y un abrigo de su padre, ayudándole a ponerse los zapatos.
Pero esa noche se oyen ráfagas de tiros y la luz que desarrollan las armas al ser disparadas en la vivienda dejada.
Al día siguiente la guardia civil transporta a Fernando al local donde exhiben las películas y le detallan el cadáver del fugitivo, tras lo que le entregan, su reloj de bolsillo y su ropa.
Mientras desayunan Ana mira que su padre regresa a tener su reloj, y esa tarde vuelve a la vivienda dejada, donde por el momento no está el hombre que la ocupaba y donde ve sangre, siendo asombrada allí por su padre, aunque sale corriendo sin escucharlo furiosa tras ver que acabaron con su “espíritu” como en la película acabaron con el monstruo, por lo cual no regresará esa noche a su casa, saliendo todos los hombres del pueblo a buscarla.
Enojada por lo que pasó, cuando encuentra una de las setas que su padre le mencionó que eran fatales, la come, tras lo que se dirige al río, donde revive la escena de la película Frankenstein, donde ella es la niña personaje principal y es abrazada por el monstruo.
Mientras los hombres la buscan, Teresa en su casa desiste de continuar mandando cartas a la Cruz Roja En todo el mundo en Niza, quemando la última que escribió.
Al final encuentran a la niña al amanecer dormida y tolerando un fuerte estado de shok, del que tarda en salir numerosos días.
Cuando al final despierta, se levanta en la mitad de la noche, y, conservando la promesa hace caso a Isabel que le mencionó que se puede comentar con un espíritu cuando se quiera, y se sobre nuevo a la ventana para invocar su presencia.
Calificación: 5