Resumen de la película El juez

 

 

El juez

 

L’hermine (2015) * Francia

Duración: 98 min.

Música: Claire Denamur

Fotografía: Laurent Dailland

Guion y Dirección: Christian Vincent

Intérpretes: Fabrice Luchini (Michel Racine), Sidse Babett Knudsen (Ditte Lorensen-Coteret), Eva Lallier (Ann), Victor Pontecorvo (Martial Beclin), Candy Ming (Jessica Marton), Michaël Abiteboul (Jourd’hui / abogado defensor), Corinne Masiero (Marie-Jeanne Metzer), Claire Assali (Abogada civil), Bruno Tuchszer (Fournier / Abogado asesor), Marie Rivière (Marie-Laure).

Terminada su día de trabajo como presidente del Tribunal de lo Penal de Saint-Omer, Michel Racine se quita, ya que afirma sentir escalofríos y mal muscular, temiendo haber cogido la gripe.

En el hotel en que se alberga pide que le preparen una sopa para cenar y al subir a su habitación come una manzana tras apartar al gusano de la misma, tras lo que trata de concentrarse en un caso, aunque no lo consigue, por lo cual escoge salir para ir al médico, resbalándose y cayéndose en la calle al estar el pavimento mojado.

El médico le pone una inyección y le sugiere estar tres días sin salir hasta que se cure, aunque él dice que tiene una audiencia relativa a un hombre que mató a su hija a zapatazos, por lo cual el doctor le otorga unas pastillas para que logre aguantar.

Cuando al día siguiente llega al tribunal Jourd’hui, el abogado defensor del acusado le advierte de que esa mañana tendrá que salir de la salón numerosas ocasiones a lo largo de la visión por temas personales.

Racine entra en el baño de las mujeres por escrúpulos, oyendo cómo al otro lado Fournier, el abogado asesor del jurado le dice a Jourd’hui que la noche previo vieron al juez cuando salía de un puticlub, tan borracho que inclusive se cayó.

Dice que nadie lo traga, preguntando Jourd’hui si es verdad que salió de su casa, diciéndole Fournier que no salió de su casa, sino de la de su mujer, que lo echó.

Cuando llega a la salón donde están los abogados les enseña que tiene gripe, lo que le obligó a salir durante la noche a la farmacia, que se encontraba clausurada y tuvo que ir cerca del ayuntamiento – donde le vieron caerse -.

Una vez en la salón muestran al acusado, Martial Beclin, de 27 años y sin trabajo, aunque su abogado defensor sale, de la misma forma que había advertido, para comentar por teléfono, observando cuando vuelve que ya han elegido a parte importante del jurado, no logrando ya recusar a ningún integrante.

Nombrados los 6 integrantes del jurado, nombran a 3 sustitutos, vacilando el presidente al notar en medio de estos un nombre, el de una mujer, Ditte Lorensen-Coteret, a la que no deja de ver mientras dice el resto de nombres.

Todos se sorprenden cuando, nada más escoger al jurado, Racine pausa la sesión 15 minutos, tiempo que aprovechan los recién nombrados para ser ilustrados por Fournier, que les sugiere que hay jueces que dan a conocer todo y escuchan poco y otros que hacen una introducción corto y dejan que presentes y acusado se expresen y cuenten ellos las cosas, señalando que Fournier es de los primeros, aunque otra letrada dice lo opuesto.

Cuando el juez vuelve, tras haber tomado una aspirina escucha cómo uno de los integrantes del jurado le pregunta a Ditte de dónde es, diciéndole ella que es danesa, y nació en Copenhague, aunque tiene la nacionalidad francesa.

El juez se disculpa por la interrupción adecuada a sus inconvenientes de salud.

Cuando reanudan la sesión, El presidente lee una carta del acusado donde sugiere que decidió no declarar nada ni responder a las cuestiones que le hagan y solo dirá que él no lo logró y es inocente.

Y acertadamente, siempre que el presidente le pregunta algo, su nombre, fecha de nacimiento o localidad responde que él no mató a Melissa, debiendo ser por esto el presidente quien lo presente y cuente que el padre del acusado cayó de un andamio cuando este tenía 3 años y se rompió la columna vertebral cuando su madre se encontraba embarazada de 6 meses de su hermano.

Dan tras ello su perfil sicológico, señalando su incapacidad para los estudios y su rechazo a las autoridades, aunque en el vecindario todos les veían como una pareja habitual.

El presidente le advierte al acusado que se arriesga a 20 años de cárcel y su actitud no le asistencia, por lo cual reitera que pedirle que explique precisamente lo que ocurrió el 24 de abril de 2013 en el vecindario de Bel Air, insistiendo en que no golpeó a Melissa antes de que interrumpan la sesión para comer.

Al irse trata de escuchar a los integrantes del jurado sin que le vean, y al no darse cuenta de nada le pregunta a su asesora dónde piensa que comerán, decidiendo seguirlos para comprobarlo.

Acude después a casa de su mujer, a la que le pregunta para qué le llamó, señalando ella que fue al notario y le dijeron que las cosas iban más rápidamente de lo que creían, por lo cual el jueves firmará el deber de venta y se irá antes de fin de mes, ya que no quiere pasar ni un invierno más allí, por lo cual le pide que si quiere algo de lo que aún tiene allí debe darse prisa en pedirlo.

Él explota para cambiarse, ya que llevaba aún el abrigo manchado tras su caída, tras lo que vuelve corriendo hasta el lugar de comidas donde comen los integrantes del jurado, mandando cuando está cerca de este un mensaje a Ditte para cerciorarse de que tiene bien su número.

A lo largo de la comida los integrantes del jurado se van presentando, habiendo entre ellos un árabe jubilado que trabajó en Gas de Francia, un jardinero paisajista que trabaja para el ayuntamiento, una mujer próximo de cumplir los 50 que está sin trabajo, tiene dos hijos y es 3 ocasiones abuela, una empleada de banca de 29 años y de origen italiano cuyo novio es militar y está en Malí en una misión, habiendo como primera sustituta una mujer árabe de 25 años árabe que es asistenta que es sustituta también y va acompañada por una prima porque ella no conduce, proponiéndole otro de los integrantes del jurado recogerla cada mañana y devolverla, ya que le pilla de sendero, aunque ella afirma que su marido no se lo permitirá, ya que ya de hecho para ir allí tuvo que proceder a la policía para que dijera que era obligación comparecer, diciéndole el otro árabe que debe respetar a su marido, opinando con la prima que le pide que no se misión en sus asuntos.

También se muestra Ditte, que cuenta que tiene 45 años y es divorciada y médico anestesista en Lille y que tiene dos hijos, un niño y una niña y transporta 20 años viviendo allí, asegurando todos que no posee ningún acento.

El musulmán dice que no puede comprender cómo alguien ha podido matar a un bebé de 9 meses a patadas, recordándole los demás que no tienen la posibilidad de comentar del caso fuera del tribunal, decidiendo comentar del presidente, del que afirman no se ve simpático y se ve tener un humor de perros, algo que, señala la mujer de 50 años, coincide con lo que le ha dicho un familiar que trabaja en los tribunales y afirma que tiene muy mala reputación y no le traga nadie.

Cuando reanudan la sesión afirma la madre de la niña, que cuenta que esta estuvo llorando todo el día y tras ofrecerle el biberón salió a ofrecer un recorrido y cuando regresó Martial le mencionó que la niña había tenido un incidente, observando a Melissa en el suelo de la habitación, observando que le sangraba la cabeza.

Cuenta también que la niña había estado llorando todo el día y Martial la encerró en lo que llaman el cubículo, algo más grande que un armario para no escucharla.

Dice que como a la niña le dolía el estómago lloraba cada vez más fuerte y él le gritaba cada vez más fuerte desde el otro lado de la puerta.

El juez le ten en cuenta que los inspectores no hallaron resto alguno de sangre en el cubículo ni en el baño ni en la puerta.

El presidente le pregunta qué ocurrió a lo largo de las 10 horas que pasaron desde su regreso a casa hasta que puso la denuncia, contando que las pasó llorando y cuenta que Martial quería denunciarlo, pero ella no, porque había sido un incidente, inclusive pensó, según declaró tirarla al estuario del río para declarar que había sido un incidente o una desaparición.

Al día siguiente tomó somníferos y tranquilizantes y por eso los policías la hallaron durmiendo al día siguiente, contando que los toma cada día porque no puede reposar, señalando que la niña lloraba día y noche de manera molesto.

Ditte le pregunta cómo nació su segundo hijo, señalando que todo fue bien y que su padre, que se encontraba en prisión aún no lo conoce.

Comparece tras ello la primera testigo, una amiga de ella, que dice que era como una segunda madre que admite que no le gustaba Martial porque era muy autoritario.

Unos vecinos cuentan que escuchan desde su hogar gritos, tanto por el día como durante la noche de los padres y los lloros de la niña.

Su hermanastro pequeño dice que Martial es para él como un padre y dice que este y Jessica eran una pareja muy unida.

Tras la visión, el jurado se reúne, hablando que no comprenden la estrategia de la defensa, con el abogado accediendo y saliendo y no insistiéndole al acusado para que dialogue, señalando los letrados que los abogados eligen a alguien así a alguien que dialogue y estropee su estrategia de defensa.

Mientras hablan Ditte recibe un mensaje de Michel pidiéndole hallarse por la tarde en el lugar de comidas donde comió.

La siguiente testigo es una médico que cuenta que la niña padecía una estenosis pilórica, un estrechamiento que impedía que pasaran los comestibles al intestino.

Otro profesional enseña que del examen del cadáver puede deducirse que recibió un golpe en la cabeza, pero ha podido ser por un golpe con una puerta, una patada o un golpe al caerse.

Terminada la sesión de ese día, el juez se marcha rápidamente para lograr asistir a su cita.

Están en el segundo piso del lugar de comidas, un sitio recogido, ya que, señala ella que pensó que quizá no era sensato que los puedan ver juntos.

Él le otorga las gracias por aceptar su invitación, preguntándole ella si por el momento no le duele la cadera, a eso que le responde que lo disimula como puede, aunque cada vez transporta peor lo de subir escaleras, y de hecho solo visita a amigos que vivan en un piso bajo o que tengan ascensor.

Le pregunta si sabía que presidía él el tribunal cuando la eligieron para ser jurado, diciendo ella que no, pero que tampoco hubiera cambiado nada si lo hubiera conocido y que no quiso buscarse una explicación médica, ya que tenía curiosidad por esa vivencia que una compañera que participó en un jurado le ha dicho fue muy particular para ella.

Ditte le dice que no le agrada la bufanda roja que transporta siempre, y que cree es un poco exhibicionista, asegurando él que no es así y que su mujer le dice que lo que busca es producir irritación, aunque para él es algo más fácil, dice que no sabe vestir bien y con la bufanda roja se fijan en ella y no en él, no siendo por consiguiente para hacerse ver, sino para pasar inadvertido, no como ella, que siempre va muy lindo, inclusive con su bata blanca.

Le pregunta tras ello por qué jamás le contestó a la carta, no sabiendo qué responder.

Michel señala que como no le contestó decidió invitarla a cenar, aunque por timidez decidió invitarla adjuntado con el doctor que le paró, recordando que se pasó la noche comentando de sus viviendas y de sus vacaciones.

Ella le ten en cuenta que ese doctor fue el que le operó, lo cual, dice él no le daba derecho a ir con su horrible mujer que se pasó toda la cena comentando de su parto sin epidural.

Ten en cuenta que más allá de todo se pasó toda la cena mirándola, ya que para entonces hacía ya más de un mes que no la veía.

A la salida, y tras despedirse él le envió un mensaje, diciéndole que la echaba de menos, contestándole ella que había sido una comida exquisita y atractiva, algo que a él no le gustó nada.

Ditte dice que fue muy difícil y que no se merece su reproche, ya que solamente la conoce fuera de su trabajo.

Él le dice que cuando se encontraba hospitalizado esperaba que va a llegar hasta él y le cogiera la mano, y que eso le volvía loco, aunque ella dice que coge la mano a todos y no pretendía provocarle.

Antes de regresar a su casa se pasa por el hospital para interesarse por sus pacientes, a los que de hecho les coge la mano.

Vuelve tras ello a su casa donde cena con Ann, su hija de 17 años, que le pregunta por el juicio y hablan de cómo iban el acusado y su mujer vestidos, diciendo la chica que el modo de vestir dice bastante de la gente, diciéndole que ella misma se puso ese día una blusa y una falda para impresionar al tribunal, lo que ella niega.

Ann le dice que quizá el hombre mintió para asegurar a la mujer.

Sendero del tribunal al día siguiente ve otra vez a Michel con su corbata roja.

Cuando llegan ven que falta Coralie, la empleada de banca que deberá ser sustituida por la joven árabe.

El juez se entera de que hay una apuesta entre los integrantes del jurado sobre uno de sus compañeros que jamás habla, en el que especulan sobre si llevará o no las mismas botas que llevaba los días anteriores, no logrando evadir el juez echar una mirada a los pies del aludido antes de ingresar a la salón para corroborar que, de hecho las transporta.

Como testigo policial comparece un joven teniente que señala que el acusado cambió su versión numerosas ocasiones, para decir por último que las puertas del armario se abrían hacia dentro, declarando que no sabía si habían sido las puertas del armario o las del baño las que golpearon a la niña.

Después les mencionó que había bebido bastante ese día y acabó confesando que le había dado las patadas a la niña, aunque no se acordaba si había sido con la punta del zapato o con el tacón.

Le preguntaron entonces por las botas que llevaba puestas aquel día, confesando el acusado que las había tirado a un canal, donde la policía las buscó sin éxito.

A las cuestiones del abogado de la acusación el teniente sugiere que hablamos de su primer caso de infanticidio, echándole en cara el abogado que la declaración está bastante bien redactada, habiendo redactado el reporte, no con las palabra del acusado sino con las del propio teniente.

Después nuestro presidente le hace ver al teniente que unas ocasiones creen las afirmaciones del testigo y otras no, ya que no le creen cuando dice que golpeó de forma involuntaria a la niña con la puerta del baño, pero sí le creen cuando dice que tiró sus botas al canal, no intentando de corroborar si había algún resto en las que llevaba puestas el día de la declaración, no habiéndole preguntado de hecho cuántas botas Ranger tenía, decidiendo frente las contradicciones del policía hacerle una pregunta si fueron ellos o el acusado los que hablaron primero de las patadas, señalando el policía que fueron ellos los que preguntaron sin que el acusado hubiera citado en ningún instante el tema de las patadas

El presidente le pregunta entonces al acusado cuántos pares de Rangers tenía, diciendo este que solo unas, que son las que le confiscaron cuando fue detenido, tras lo que le pregunta por qué declaró haberlas tirado entonces al canal, aunque no contesta a la pregunta.

Le pregunta también a Jessica cuántos pares de Rangers tenía, ratificando esta que tenía solo unos.

Tras estas expresiones pausa la sesión, debatiendo el jurado sobre lo escuchado, no teniendo algunos muy claro en qué perjudica la narración de las botas.

Fournier les dice que a Racine le encanta ofrecer esos giros antes de interrumpir la sesión, y que comunmente lo realiza en oposición a la defensa, aunque ese día le ha tocado a la acusación, señalando Ditte que quizá mintiera desde el inicio y que no estuviera en el hogar cuando ocurrió el incidente, diciendo las otras dos mujeres del jurado que suponen que la autora fue la mujer, ya que a las dos les se ve muy extraña, e señalan que él confesó para cuidarla y que no tuviera que ofrecer a luz en la cárcel.

Llega entonces Racine que les dice que el instante más considerable será al día siguiente cuando se retiren a deliberar, indicándoles que es muy posible que no lleguen a entender la realidad y no tienen que frustrarse por esto, ya que el propósito de la justicia es ratificar los principios de la ley tal es así que la multitud sepa qué es preciso y qué no y castigar lo que no.

Les dice que si deciden que no es culpable el tribunal apelará y habrá otro juicio en dos años.

Confundido el policía por la declaración de la mañana trata de comentar con el juez, pero este tiene mucha prisa y le dice que su trabajo es diferente y debe ponerse un límite a realizar su deber igual que él lo realiza con el de el.

Cuando acude al lugar de comidas mira antes de subir que Ditte está con alguien por lo cual duda, aunque por último sube, encontrándola con Ann, su hija, que, le enseña fué por sorpresa, diciendo la muchacha que tenía ganas de ver un juicio y ver al acusado y de ver a su madre en el ámbito.

La chica les exhibe un trozo de juicio grabado con su móvil, diciéndole Racine que está contraindicado grabarlo y que se puede recurrir, diciendo ella que no se lo mostró a nadie.

La chica se otorga cuenta de que su madre y el juez ya se vieron el día previo y le llama la atención que no se lo contara, diciendo Michel que la invitó él porque le sorprendió verla entre el jurado puesto que la conoció porque le atendió algún tiempo antes cuando tuvo un incidente y estuvo 7 semanas en el hospital.

A la chica le llama la atención que no se tuteen más allá de ser amigos.

La muchacha recibe numerosas llamadas y mientras atiende una de ellas interrumpiendo una poesía que recitaba Racine y que Brassens convirtió en canción, Michel explota para mencionarle a Ditte que algo que admira es la perfección de su cara, recordando el instante en que estuvo en el hospital y tras abrir los ojos la vio, teniendo una revelación y ha dicho “Esto es la vida” y “Es la cosa más hermosa que jamás he visto”.

Ditte le dice que es porque se encontraba bajo los efectos de la morfina.

Le ten en cuenta que al día siguiente es la deliberación y después empieza otro desarrollo, logrando ser recusada como testigo, aunque a él le gustaría que estuviera allí, ya que requiere ver su mirada.

Al día siguiente los integrantes del tribunal declaran no culpable a Martial, que queda en independencia.

Comienza tras ello un nuevo desarrollo y sortean a los nuevos integrantes del jurado, quedando libres de marcharse el resto hasta que el viernes inicien el siguiente trámite.

Racine mira entonces que Ditte se marcha con otros de los descartados, aunque cuando regresa a alzar la visión mira que ella entra otra vez.

Mientras recita la fórmula que tienen que jurar los integrantes del jurado mira cómo Ditte se quita el abrigo, observando que transporta puesto un vestido de encaje que él le mencionó que recordaba llevaba la noche en que cenaron con el médico que le operó, observando además cómo le sonríe.

Calificación: 3