El mundo transparente
El mundo transparente es un relato de Francisco García Pavón comunicado en 1967. Forma parte a la ciencia ficción española, precisamente al subgénero de la distopía.
Resumen
Alguien ha inventado un electrónico que se usa para ver a través de las paredes, lo que significa una pérdida de la intimidad mundial.
Personajes
Narrador: el que cuenta la historia sigue en el anonimato, pero esto nos da una visión más objetiva de la situación. No es un sujeto destacable, solo un espectador que cuenta a otros (entre ellos, el lector) cómo es que el planeta ha acabado así.
Sofie: la única persona con identidad. Es una actriz a la que el electrónico arruinó la vida porque todo el planeta la vio en el excusado. La chica no levanta cabeza después del hecho.
Resumen extenso
Esta es una curiosa visión de un futuro cercano (parecido a nuestro presente). El narrador, simbólicamente anónimo por contraste con el tema de la historia, nos comunica cómo un emprendimiento cambió el curso de la raza humana al eliminar la intimidad. Un inventor alguno (no se profundiza en este aspecto) crea una fácil máquina que puede ver a través de las paredes. Su venta es económica y, antes de que el gobierno consigua regularla, todos los vecinos alcanzan una.
Esto trae muchas consecuencias, algunas de ellas buenas, como la honradez de los políticos al conocerse espiados diay y noche, un índice de criminalidad más bajo, de hecho más grande efectividad en los trabajos. Además, la intimidad está tan relacionada al ser humano que es verdaderamente difícil acostumbrarse a una supervisión continua de parte de alguno, lo que hace efectos psicológicos. Quizás más adelante el hombre sea con la aptitud de ajustarse a esa condición, pero no en la multitud ya nacidas y criadas en un ámbito donde la intimidad existió.
Esto se ilustra con un episodio escatológico: una actriz llamada Sofie, sueca y muy bonita, tiene un apretón y olvida ocultarse. Todo el planeta la ve en su desliz y la noticia no tarda en hacerse eco, lo que hace en la chica una vergüenza extrema y la pérdida de la cordura.
La situación es tan exagerada que alguien consigue hacer una clase de pantalla para sostener la intimidad más allá del electrónico, pero al poco otro inventor modifica el primer electrónico para que consigua traspasar algún área y hallar jugosas imágenes. La cosa se descontrola tanto que el gobierno de un día para otro acaba imponiendo pena de muerte a aquellas personas que contengan el electrónico en el sitio de vida y hagan uso de él. El desenlace es ambiguo; aunque cierra la historia que cuenta, el narrador da a contemplar que la situación no se arregla del todo.
Consideraciones
Es un relato increíble por las múltiples lecturas que ofrece, además de esta época que tiene.