El planeta de los simios
Planet of the apes (1967) * USA
Duración: 112 min.
Música: Jerry Goldsmith
Fotografía: Leon Shamrov
Guion: Rod Serling, Michael Wilson (N.: Pierre Boulle)
Dirección: Franklin J. Schaffner
Intérpretes: Charlton Heston (George Taylor), Roddy McDowall (Cornelius), Kim Hunter (Zira), Maurice Evans (Dr. Zaius), Linda Harrison (Nova), Woodrow Parfrey (Dr. Maximus), James Whitmore (Presidente de la Asamblea de Simios), James Daly (Dr. Honorious), Robert Gunner (Landon), Lou Wagner (Lucius), Jeff Burton (Dodge), Lou Wagner (Lucius).
14 de julio de 1972. Tras dejar la nave en mano de las computadores, George Taylor se dispone a enviar su último reporte antes de hibernarse como lo están ya sus 3 compañeros en una misión que, partiendo de Cabo Kennedy, donde despegaron 6 meses antes ha de llevarles
Pero aunque la nave sigue en 1972, al viajar a la agilidad de la luz por el espacio, la Tierra ha avejentado más de 700 años, siendo allí el año 2673
Y en el espacio sin límites asegura sentirse solo, mientras lamenta que en la Tierra los hombres continúan combatiendo contra sus hermanos y dejando que mueran de hambre bastante gente.
Cuando la nave llega a su destino y se abren las cápsulas en las que hibernaban comprueban que una de sus compañeras, la teniente Stewart está momificada posiblemente gracias a una pérdida de aire, debiendo ellos apurarse para salir de la nave, puesto que esta aterrizó sobre un lago y los gadgets no trabajan, estando además próximo de hundirse.
Antes de salir Taylor mira la PC que sugiere que en los 18 meses que ellos estuvieron por el espacio la Tierra ha avejentado tanto que allí es ya el año 3.978.
Suben a un bote neumático se alejan hacia tierra mientras su nave se hunde del todo.
Llegados a tierra con sus equipos de emergencia observan que, aunque tienen la posibilidad de respirar sin inconvenientes, se ve un espacio inhóspito, afirmando Dodge tras investigar el suelo que en él es inviable la vida, sabiendo solo que están en un planeta ubicado a 320 años luz de la Tierra orbitando una estrella de la constelación de Orión.
Como solo les quedan víveres para 72 horas empiezan a andar con la promesa de hallar un espacio menos amenazador, debiendo para eso subir y bajar montañas sin divisar el más mínimo rastro de vida, debiendo inclusive escapar de un alud de piedras, observando cómo también hay tormentas en la lejanía.
Landon asegura estar listo para fallecer, siendo cuestionado por Taylor, que insinúa que se embarcó en la misión por no parecer un mal americano y intentando encontrar la inmortalidad, respondiéndole responde que por lo menos el cree en algo y no es un cínico al que nada le importa ni nada ambiciona como él, y que como despreciaba a la multitud de la tierra prefirió marcharse, diciéndole Taylor que es un investigador y que piensa que en algún lugar del universo debe existir algo mejor que el hombre.
Son avisados entonces por Dodge, que se había adelantado tras haber visto algo, conociendo entonces una pequeña y solitaria planta signo de que hay vida en el planeta más allá de que a su alrededor todo continúe siendo desértico.
Continúan su sendero sin ser conscientes que desde un prominente son vistos por alguien, observando que de a poco empiezan a manifestarse más plantas, observando en lo prominente una clase de espantapájaros, lo que les sugiere que se ve que hay vida capaz, escalando hasta el sitio donde están estos, observando una vez arriba que están en un oasis, observando que hay una enorme cascada, lanzándose desnudos al agua contentos tras la ardua travesía, observando en la orilla una huella humana.
Mientras nadan les hurtan la ropa, debiendo salir desnudos después de los ladrones, encontrando algunos restos de lo robado por el sendero, logrando ponerse algo de ropa, llegando hasta un maizal donde un conjunto de individuos, vestidas con pieles como si fueran hombres prehistóricos y que no tienen idea comentar se alimentan de frutos.
Taylor les dice a sus compañeros que si todos los pobladores son como los que vieron allí, en 6 meses serán los dueños del planeta.
Pero entonces se escucha un extraño ruido que provoca que los pobladores del planeta comiencen a correr, realizando ellos lo mismo sin entender qué riesgo los acecha, oyendo tras ello el galope de caballos montados por unos extraños seres de aspecto simiesco que llevan armas de fuego y que, tienen gigantes redes con las que tratan de cazar a los humanoides, matando a los que tratan de escapar, siendo Dodge uno de los que caen víctimas de sus tiros, recibiendo también Taylor un tiro en el cuello cayendo herido.
Los apresados son encerrados en vehículos enrejados, haciéndose numerosos de ellos una fotografía con sus trofeos de caza.
Taylor es encerrado en un calabozo donde recibe la visita de la psicóloga de “animales” encargada de estudiar sus funcionalidades cerebrales, la Doctora Zira, que se atrae por el hombre de la extraña indumentaria al que un veterinario trata de sanar la herida de la garganta, llamándolo ella “Ojos Claros”.
Taylor trata de hacerse comprender aunque gracias a la herida de la garganta no puede comentar, más allá de que uno de sus guardianes hace ver a la doctora que trata de emular que sabe comentar.
Hace aparición entonces el Doctor Zaius, Ministro de Ciencia y superior de la doctora Zira, que le exhibe a Ojos Claros, al que le pide que dialogue, intentándolo este sin conseguirlo, afirmando el doctor que no se habla más que de un hombre que trata de imitar lo que hacen los simios, al tener el don de la mímica, asegurándole a la doctora que los hombres no tienen la posibilidad de comprender, y unicamente se les puede adiestrar, ya que el hombre es inútil, y además elimina sus cosechas, por lo cual aboga por su extinción.
Intentando de estudiar su accionar, Zira ordena que metan en su celda a la mujer que capturaron con él, la cual lo olfatea como un animal.
Los humanos son sacados al día siguiente a una jaula en el exterior, donde son vistos por Zira y Cornelius, su novio que es investigador y espeleólogo, intentando Taylor de llamar su atención escribiendo su nombre en el suelo, aunque no llegan a verlo al despistarse por la llegada de Zaius al que Zira le muestra a su novio y hablan de las indagaciones de este, respecto de las que el Doctor se expone muy crítico.
Mientras los científicos hablan la chica que comparte la celda de Taylor empieza a eliminar su nombre del suelo, apartándola de allí, aunque ve que hay otro humano que trata de llevar a cabo lo mismo por lo cual se enoja con él iniciándose una pelea entre ellos donde Taylor se expone más habilidoso que su contrincante, aunque gracias a la pelea vuelven a encerrarlos en el interior, en tanto que Zaius, al pasar por donde Taylor escribió su nombre lo ve y lo borra con su bastón.
Zira regresa a visitarlo dentro, realizando Taylor que se acerque a su jaula, cogiéndola entonces en lo que los guardianes interpretan como un intento de agresión, por lo cual lo apalean, arrancándole el bolígrafo y la libreta que le había quitado a la doctora, que mira entonces que ha escrito: “Mi nombre es Taylor”, frente lo que la asombrada doctora ordena al guardián que lo lleve a su casa para estudiarlo atado con una correa, estando segura de que no la atacará.
Una vez en su casa les enseña a Zira y a Cornelius frente un chato y por medio de movimientos, cómo llegó desde otro planeta, aunque Cornelius es muy escéptico, ya que piensa que es realmente difícil volar, y que, aunque fuera cierto no podrían haber sobrevivido en la Región Prohibida.
Niega inclusive su teoría de que el simio procede de un ser inferior y que evolucionó, de la misma forma que se desprende de sus estudios espeleológicos que le llevaron a hallar huellas de una cultura más vieja.
Para argumentar su teoría de que es viable volar les hace un avión de papel que tiene planeado
Llegan entonces los doctores Zaius y Maximus, Comisario para Asuntos Animales haciéndoles ver que está contraindicado que los humanos estén libres, por lo cual lo realiza encarcelar tras ponerle un bozal, destrozando su avión.
Taylor escucha a dos guardines que van a recogerlo porque el veterinario va a esterilizarlo, logrando sorprender a sus guardianes y huír, observando en su huida que tienen una clase de religión donde adoran a un simio superior.
La huida es extendida y va librándose de sus perseguidores hasta que al final uno de los simios lo atrapa con su lazo, consiguiendo más allá de todo librarse de él, escondiéndose a lo largo de su huida en un museo destinado a la clase humana donde revela disecado a su compañero Dodge.
Atrapado al final por una red, siendo colgado, gritando entonces “Quita tus descuidadas patas de encima, mono asqueroso”, impresionando a todos.
Encerrado otra vez en el calabozo duerme con la mujer que le pusieron como compañera y a la que él llama Nova, de la que él dice se ve la única de los humanos que quiere escucharle y a la que trata de enseñarle a comentar aunque sin éxito, observando entonces cómo se la llevan a otra celda más allá de que los dos tratan de evitarlo, lamentando después verse solo, preguntándose si Nova sabe amar, observando cómo sonríe, lo que él le enseñó y que se preocupa cuando ve que lo llevan a una salón a la que ve llegar a la Doctora Zira, a la que le recrimina que haya estado semanas sin proceder a verlo, diciéndole ella que lo llevaron allí para dominarlo a un interrogatorio.
Está frente un tribunal presidido por el presidente de la Academia Nacional y en el que están los Doctores Zaius, Maximus, actuando como fiscal el Doctor Honorius, Ministro de Justicia, dejándole claro enseguida que según sus leyes, al ser un animal no tiene derechos, dejándolo desnudo por oler mal sus ropas.
Tratan de evaluar si la actuación de la Doctora Zira y de Cornelius es una herejía científica, pidiendo Taylor que le permitan defenderse solo, aunque no se lo aceptan.
Culpan a Zira de haber alterado el cerebro y la garganta del hombre para hacer un monstruo, intentando Zaius de mostrar que aunque dialogue, Taylor no puede razonar, pidiendo este a Cornelius que lea por él un escrito en que cuenta que procede de otro planeta de un sistema del sol diferente.
Pero como niegan su crónica de la llegada en una nave con otros dos compañeros, permitiéndole que intente mostrar su teoría realizando que les lleven a todos los sobrevivientes de la última cacería para ver si entre ellos está Landon y puede este comprobar sus expresiones, observando que de hecho, y entre los cazados está Landon, aunque entonces ve que lo han sometido a una lobotomía que lo dejó en estado catatónico, acusando a Zaius de ser el responsable de llevarlo a cabo, diciendo este que debieron operarlo porque a lo largo de la cacería sufrió una fractura de cráneo.
Interrogan tras ello a Cornelius que asegura que a lo largo de su expedición a la Región Prohibida, conociendo que existía una cultura simia previo y afirmando que la descripción que logró Taylor de esa región se corresponde con lo que él vio.
Zira por su lado asegura que como producto de sus estudios pudo corroborar que el defecto de los humanos no está en su garganta, sino en su cerebro.
A solas con Zaius, este le dice que Zira y a Cornelius han quedado en independencia provisional hasta ser juzgados por herejía científica, agradeciéndole poder llevarlo a cabo por medio de él, habiéndolo puesto bajo su supervisión, lo que supone que realizarán cirugía en fase de prueba en los centros alterados del cerebro, quedando achicado a un cuerpo vivo, aunque le dice que podrá aplazarlo si le dice quién es y de dónde procede, ya que aunque sabe que no es un monstruo, piensa que es una mutación y teme que haya más, admitiendo que Landon también hablaba, temiendo que esto se expanda, insistiendo en hacerle una pregunta dónde está su tribu, suponiendo que quizá sea en otra jungla más allá de la Región Prohibida.
Le otorga 6 horas para que confiese realizando que lo lleven entre tanto a la celda, llegando entonces un joven – Lucius – que asegura tener la orden de llevar a Taylor a un zoo, ya que la Sociedad Protectora de Animales se ha quejado de los maltratos, pegando a su guardián cuando se distrae y liberando a Taylor mientras le cuenta que es sobrino de Zira y que van a asistirlo a ocultarse, exigiendo él que lleven a Nova también.
Llegan al final a un espacio donde los esperan Zira y Cornelius, en este momento convertidos en fugitivos, pidiendo Taylor que le entreguen una de sus armas de fuego.
Taylos se expone dispuesto a ir hasta la jungla que hay más allá de la Región Prohibida y de la que le habló el Doctor Zaius, siendo acompañado por los simios que quieren evaluar sus teorías para evadir que los condenen por herejía.
Van por consiguiente hacia la Región Prohibida, siguiendo el cauce de un río que ha de llevarles al mar, consiguiendo llegar a la playa, observando con curiosidad tanto los simios como Nova, cómo Taylor se afeita la barba.
Deciden tras ello conocer la cueva en que estuvo ya Cornelius, observando cuando van a llevarlo a cabo cómo llega el Doctor Zaius acompañado por numerosos guardianes que empiezan a disparar, realizando lo mismo Taylor, que afirma que si no quita a sus hombres será él el primero en caer, puesto que le está apuntando.
Zaius trata de hacerles comprender a Zira y Cornelius que la pena por herejía es de dos años, pero si le intimidan serán juzgados por alta traición y ahorcados.
Cuando Cornelius le invita a estudiar los restos encontrados en la cueva, Zaius se niega a ello, quitándoles consideración, proponiéndole Taylor a Zaius que si los doctores tienen la posibilidad de mostrar que hay restos de una civilización más vieja que la que sus ancestros escribieron 1.200 años antes dejará libres a Zira y Cornelius.
Zaius permite ingresar en la cueva.
Una vez en ella, Cornelius enseña que descubrió huellas de simios no evolucionados y otras utilidades que le llevaron a reflexionar que tenía que ver con una cultura más avanzada, ya que conocían la metalurgia.
Entre los elementos hay una muñeca y numerosos elementos que Taylor enseña para que sirven, como unas gafas, unos dientes postizos y una válvula coronaria, jugando Nova mientras él habla con la muñeca que de repente dice “mamá”, preguntando Taylor si un simio fabricaría una muñeca que hablase.
Escuchan entonces un tiroteo, habiendo pillado a Lucius por sorpresa llevándose sus caballos y todo lo que tenían, tirando los soldados contra él que parece estar herido para llevar a cabo salir a Zaius, al que coge como rehén, pidiendo que les lleven un caballo, agua y víveres para él y para Nova, amenazando con terminar con Zaius si no se lo ofrecen.
Le dice a Zaius que sus amigos probaron que los simios le tienen que al hombre su cultura y su ciencia, preguntándole Zaius cómo si estaban más evolucionados no sobrevivieron.
Taylor piensa que debió ocurrir alguna catástrofe natural, afirmando que Zaius ya lo sabía todo, afirmando este que lo que sabe de los humanos fue ya escrito por el legislador, el más sabio de todos los simios, realizando que Cornelius lea una de las leyendas donde el legislador le dice que se cuiden del hombre, ya que es el único ser con la capacidad de matar por exitación, ambición o codicia pidiendo que no le dejen reproducirse en enorme número, y realizando que se retire a la jungla.
Llega entonces Lucius llevando el caballo y las provisiones que pidió para continuar su sendero durante la costa.
Se despide de Lucius, Cornelius y Zira, a la que le otorga un beso antes de marcharse, preguntándole a Zaius por qué lo odia, diciendo este que siempre esperó su llegada y la temió, ya que de las cosas que sabe del hombre le llevan a reflexionar que su sabiduría camina paralela a su demencia, ya que las emociones rigen su cerebro, asegurándole que la Región Prohibida fue antes el paraíso y ellos la destrozaron.
Taylor quiere hallar la respuesta a cómo los simios evolucionaron de los hombres, diciéndole Zaius que no busque la respuesta, ya que puede que no le agrade lo que encuentre.
Zaius impide que sigan a Taylor, aunque pide que destruyan la cueva con explosivos y que serán juzgados por herejía, dando por seguro que con la destrucción de la cueva probablemente halla salvado su futuro.
Zira le pregunta qué descubrirá Taylor en su viaje, respondiéndole este que su destino.
Explosionan la entrada de la cueva mientras Taylor cabalga con Nova hasta toparse con los restos de la escultura de la Independencia, afirmando que volvió y está en su casa de, no habiéndose dado cuenta hasta ese instante. Lo consiguió, pero grita: “Maniáticos, lo habéis destruido. Yo les maldigo a todos. Maldigo las guerras. Les maldigo”.
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