Resumen de la película Ella, él y sus millones

 

 

Ella, él y sus millones

 

España (1944)

Duración: 120 min.

Música: Juan Quintero

Fotografía: Guillermo Goldberger

Guion: Alfredo Echegaray, Juan de Orduña, Manuel Tamayo (Obra: Honorio Maura)

Dirección: Juan de Orduña

Intérpretes: Rafael Durán (Arturo Salazar), Josita Hernán (Diana, Condesa de Valrubio), José Isbert (Ramón, Duque de Hinojares), Roberto Rey (Carlos, Marqués de Minares), Luchy Soto (Noemi), Luis Peña (Joaquín Peñagarcía), Raúl Cancio (Loyola), Guadalupe Muñoz Sampedro (Adelaida), Fernando Freyre de Andrade (Dimas), Ana María Campoy (Ana María), Juan Calvo (Lucas), Antonio Riquelme (Don Antonio).

Arturo Salazar, director bancario llega próximamente como cada mañana a la sucursal, poniéndose inmediatamente a trabajar y a dirigir a sus inferiores, realizando un receso para llamar a Carlos, Marqués de Minares.

Este, que aun dormía, vestido con la ropa de la noche previo mira cómo mientras habla con Salazar entra en su habitación Ana María, su mujer, llorando y preguntándole a qué hora llegó la noche previo y dónde estuvo, debiendo Carlos intentar comentar con Salazar al que le pregunta con quién quiere casarse para ingresar en el enorme mundo, dado que será él el solicitado de buscarle mujer entre la nobleza, aguardando el financiero que sea alguien de excelencia vieja, aunque sea muy caro.

Mientras habla, Ana María le dice que no lo aguanta más y que se va a dividir, logrando Carlos más allá de su estado acordarse que es el día de su segundo aniversario de boda, más allá de lo cual ella reitera que comentar con su padre y sus hermanos para separarse, preguntándole a Dimas, el mayordomo que entra para servirles el desayuno a qué hora llegaron la noche previo, ya que no la recuerda, como si ella hubiera salido con él, respondiendo Dimas que hacia las 5 y preguntándoles qué hace con la cabra que trajeron.

Indignada, Ana María se lo cuenta a sus hermanas, Diana, que solamente le hace caso cuando le dice que debe separarse de su marido, y Noemi, que tiene bastante sueño para escucharla, no preocupándole tampoco bastante el asunto a su madre ni a Loyola, su hermano, al que le pide que exija una satisfacción a su marido, frente lo que su hermano le replica que estuvo él con su marido la noche previo y no ocurrió nada que logre ofenderla.

Entretanto Don Ramón, Duque de Hinojares se afana en elaborar su alegato de entrada en la Real Academia de la Historia, y que tiene que ver con la desaparición de don Favila, por lo cual no facilita que su hija le interrumpa.

Pero desde ese instante todos tratarán de interrumpirle, primero Dimas, el mayordomo, para advertirle que le está intentando encontrar su mujer, después Loyola, una de cuyas pelotas de golf rompe un cristal del despacho y explota el hecho para pedirle dinero a su padre, explicándole que ha popular a una de america rica por la que se dejaba convidar, aunque, para evadir el mal efecto de esto, le entregó ella una cantidad para que más adelante pagara él, aunque sabe que como buen caballero debe devolver ese dinero, aunque confía en que la mujer no lo aceptará.

Las siguientes en interrumpirlo son Diana y Noemi, ya que la primera también requiere dinero para devolverle a su amigo Joaquín Peñagarcía las 3.500 pesetas que perdió la noche previo en el juego, y aunque en inicio su padre se niega a entregarle esa cantidad, ingresa a entregársela cuando ella le enseña que Joaquín flirtea con ella.

También Carlos espera algo de dinero, aunque Noemí le advierte que hasta que no vaya el gestor no podrá tener nada.

Llega poco después Joaquín con un descapotable para ver a Diana, utilizando la ocasión Carlos para llevarse el coche e ir a conocer a Salazar.

Joaquín es recibido por Diana, que le dice que ya le devolverá el dinero, de lo que él no quiere ni comentar, no permitiéndole ella tampoco que le realice proposiciones.

El Duque habla con su mujer a la que le dice que tienen que comenzar a ahorrar, diciéndole ella que ya despidió a dos doncellas y a dos jardineros, aunque él le sugiere que no es bastante, temiendo lo que el gestor, les vaya a contar, ya que irá esa tarde a llevarles el estado de sus cuentas.

Ignorantes de esto, sus hijos ven llegar a Don Luis, el gestor, acudiendo todos los hermanos a saludarlo, contentos de ver que por fin habrá dinero.

Pero de todos modos lo que le va a decir al Duque es que el banco se niega a abrir un nuevo crédito dado que la familia vendió ya cuanto podría servirles de garantía y la hipoteca sobre el palacio vence ese mes, quedándoles muy poco dinero en su cuenta.

El Duque convoca a sus hijos para explicarles el estado de sus finanzas.

Entretanto Ana María sigue a Carlos hasta el banco de Salazar, el cual se lamenta de tener que convivir con la aristocracia desde una posición inferior, por lo cual le corre mucha prisa hallar una mujer aristócrata, disponiendo de únicamente una semana, entregándole 25.000 pesetas como adelanto a las 300.000 que está dispuesto a pagarle, logrando prestar en lugar de su novedosa posición, 10 millones.

Ana María sigue a Carlos todo el día, observando que va a tomar el aperitivo con numerosas señoritas, come con otras dos y baila con muchas más.

Disgustada, elige aguardar a su marido que asistir al consejo de familia, al que van el resto de los hermanos, adelantándose Diana al mal trago de su padre, diciéndole que ya saben lo que les va a decir, imaginándose que el inconveniente es que están arruinados, ya que recibió su herencia ya debilitada y él, como buen Hinojares nació enorme señor y espléndido, y ellos le han ayudado a finalizar de arruinar a la familia.

Él les asegura que la situación es desesperada, aunque las chicas le comentan que no se preocupen, y que sabrán mostrar que sabrán ser pobres mejor de lo que supieron ser ricos, pidiéndoles un mes de margen para seguir con esa vida y que a lo largo de ese tiempo entre Loyola, Diana y Noemi encontrarán una solución (en forma de príncipe encantado o de princesa “norteamericana”, apostilla Loyola).

Dimas, que oyó tras la puerta llora.

Arriba Ana María se disculpa frente Carlos por sus celos cuando él le enseña que lo que hacía con tantas chicas era trabajar, siendo muy destacables sus 300.000 pesetas para calmar la situación familiar, asegurándole Ana María que ella le ayudará a buscar a alguna chica, para lo que le hará una lista con sus amigas.

Al escucharle comentar del asunto Diana y Noemi se atraen por la dote, preguntándole a Carlos cuál de ámbas piensa que le gustaría más a ese hombre.

Decididas a sacrificarse por la familia, se postulan ellas como candidatas, organizando una fiesta para el día del santo de su padre, dos días más tarde para conocerlo.

Para su santo Loyola le regala a su padre un tren eléctrico, que le hace una enorme ilusión, divirtiéndose un montón el Duque jugando con él.

Por su lado Carlos le muestra a Salazar a sus cuñadas, así como al resto de invitados de la nobleza.

Para presentarse baila Noemi con él y hablan intentando de conocerse, haciéndolo tras ello con Diana, aunque el hombre admite que no le gusta bastante el baile y van a comentar a otra habitación, donde Diana le dice que está según sus condiciones, dejando claro que se tratará de un matrimonio de conveniencia, no debiendo entorpecer en su historia sentimental, ya que adquisición un título, pero no se mezclará en un su historia privada.

Él trata de aclarar que aunque oiga comentar mal de él, siendo acusado en algunos círculos de ser contrabandista y usurero, lo que es dudoso, pero que sí tuvo que pelear porque su familia era pobre.

Ella, por su lado le pide que mienta a sus padres, ya que tienen que ignorar el trato.

Diana habla con sus hermanos, que le agradecen el gesto de sacrificarse por todos, dado que escucharon todo tras la puerta, diciéndoles ella que Salazar es un hombre muy antipático, pero que más allá de todo le atrae.

Van a buscar tras ello a su padre, que está feliz jugando con su tren, para presentarle a Salazar, poniéndose muy contento tanto él como su mujer cuando Diana les cuenta que se ha prometido con Arturo al que cuenta conoció 8 meses antes, aunque no lo contó por temor a que no autorizaran su relación, al no formar parte él a la nobleza, aunque ellos aseguran estar contentos, autorizando la relación, anunciando ellos que la boda será en un mes.

Y, de hecho esta se festeja por todo lo prominente, llegando tras la ceremonia a la enorme mansión de Salazar, donde les espera el servicio en formación.

Una vez allí, Arturo le exhibe sus habitaciones, que están en el lado derecho, estando las de él en el izquierdo, dándole él las gracias antes de despedirse, dado que cumplió sobradamente con el acuerdo, habiendo acudido a la boda todos los apellidos consagrados y la nobleza del país.

Pero una vez en su habitación, y frente Lucas, su mayordomo, protesta de que su boda no hubiera tenido nada de natural, dado que fue un negocio más.

En el servicio de la vivienda comunican el asunto, que no comprenden mientras en su cuarto Diana recuerda las expresiones de él diciendo que no le atrae la vida sentimental, lo que ella está segura de que no será así, llamando a Noemi, a la que le dice tener miedo que Arturo no se fije en ella.

Pero llama entonces a la puerta, perfumándose ella para atraerle, aunque ve que lo que quiere es que le estable unos papeles, acercándose ella bastante a él, tal es así que lo pone tan nervioso que se le olvidan los papeles.

Habla tras ello con su amigo Joaquín, que se encontraba con Noemi y del que necesita su asistencia, asegurándole que de él es dependiente su felicidad, contándole Joaquín a Noemi cuando cuelga que al día siguiente sale de viaje de novios con los recién en matrimonio.

En el tren, al día siguiente Arturo le pregunta a Diana si almacena algún tipo de sentimiento por alguno de sus antiguos amores, respondiéndole ella que eso no es de su incumbencia, y mientras él va a tomar una copa se aproxima Joaquín a Diana a la que le dice que tiene miedo porque su papel es un poco violento.

Cuando Arturo vuelve diana parece haberse encontrado casualmente a Joaquín, que dice va al mismo lugar que ellos, asegurando ella que tres se divertirán más que dos, aunque de todos modos Joaquín ignora si van al calor o al frío, sorprendiéndole que van al frío, porque él no posee ropa de invierno.

El primer día opínan salir a llevar a cabo alpinismo al Cerro de las 7 águilas, aunque entonces le llaman por teléfono y le comentan que debe comandar por teléfono el consejo de una naviera, quejándose Diana de que le importen más los negocios que ella.

Pero mientras él preside el consejo, debiendo comentar a gritos, porque no se escucha bien, entra Diana y le pide que le deje su conjunto de montaña a Joaquín, dado que él no posee y se irá con él a llevar a cabo la excursión.

Poco después Arturo escoge aplazar el consejo, pidiendo que le entreguen un nuevo conjunto de invierno, y, aunque no puede obtenerlo contrata a un guía que le lleve hasta el Cerro de las 7 águilas sin entender que de todos modos ellos no han salido del hotel, aunque ella se pone muy contenta de ver que su estrategia comienza a ofrecer resultado.

Salazar camina con el guía hacia el pico, que está a 10 kilómetros, y en la mitad de una tormenta de nieve, debiendo volverse al prepararse una borrasca, encontrándose al volver al refugio a Diana, asustada ya que era ya de noche, observando que llega congelado y enfadado, haciéndole rabiar más ella presumiendo de las vistas desde el Cerro al que le dice opínan volver al día siguiente, aunque Arturo afirma que él no se moverá del refugio, mientras Joaquín dice estar contento, ya que por primera oportunidad siente que se utiliza para algo.

Arturo va a conocer a Diana a su habitación y le pide intentar llevar a cabo su unión más humana, ya que le gustaría que fueran amigos, aunque ella le ten en cuenta que lo de el es solo un negocio, diciéndole él que trataba de llevar a cabo su historia más satisfactorio, diciéndole antes de marcharse que al día siguiente partirán hacia África, ya que el frío le es repugnante, bajando a recepción para soliciar que le preparen el viaje para las 6 de la mañana del día siguiente más allá de las malas condiciones.

Ya en Marruecos, la pareja va a un café, mostrándose muy feliz Arturo de estar solos, hasta que de repente ve mostrarse a Joaquín, que el día previo en la montaña le había dicho que tenía que marcharse de viaje, sin imaginarse que se encontrarían otra vez, observando cómo saca a bailar a Diana cuando la orquesta comienza a tocar, observando cómo Arturo se marcha, por lo cual empiezan a reflexionar que quizás fueron bastante lejos.

Poco después, Arturo le confiesa a Diana tuvo su primer fracaso, ya que por primera oportunidad el dinero no pudo adquirir algo que unicamente se atreve a soñar y que ella tiene formado muy mal criterio de él, reconociendo ella que es así, respecto de él como millonario, pero que le gustaría comprender al otro Arturo Salazar, que él dice es peor, ya que no es un óptimo poeta, diciéndole ella que es fácil, ya que alcanza con expresar lo que se siente, atreviéndose él a besarla, frente lo que ella le abofetea recordándole que debe cumplir sus acuerdos.

Hace aparición entonces Joaquín, que le pregunta qué le sucede, contándole él que le dio un beso a Diana y le enseña cómo reaccionó ella, dándole a él la bofetada y lanzándolo a una fuente, tras lo que le dice que al día siguiente volverán a Madrid, lo que pone muy contenta a Diana que dice que eso es lo que ella quería.

Al día siguiente de su regreso a Madrid él madruga para ir al trabajo, pidiéndole ella que vaya a casa de sus padres para saludarlos, diciendo él que elige encerrarse en sus negocios, ya que el vencer en sociedad ya no posee interés para él.

Al llegar a la oficina ve como todos le llaman señor conde, lo que termina molestándole intensamente, pidiendo que no le llamen más así, recordando que él es descendiente de unos pescadores y está muy orgulloso de esto, encerrándose en el trabajo.

Llega a la oficina Diana, que escucha a su marido diciendo que va a viajar a Bilbao, pidiéndole ella que no pierda la educación y que respete las normas de cortesía yendo con ella a conocer a sus padres, diciendo él que tiene un trabajo que no puede dejar, diciéndole ella que su boda fué una equivocación y que se va a ir esa noche a casa de sus padres, frente lo que Arturo le responde que no es exacto, ya que se va a ir una semana a Bilbao y a la vuelta hará una da un giro por las sucursales de provincias.

Diana convoca un consejo de familia, contándoles a sus hermanos que tienen el peligro de separarse, aunque en este momento tiene la seguridad de que la quiere y tiene celos, diciendo que Arturo era orgulloso y sin sentimientos y en este momento la quiere y cambió y le queda una última prueba: quiere presentarlo en sociedad convocando en su casa a lo destacado de la nobleza española para cuando él regrese de Bilbao.

Dimas ayudará a Lucas a elaborar la fiesta, que organiza Joaquín, que está muy nervioso aguardando el instante en que le volverán a pegar.

El día de la fiesta Loyola llega feliz, tras ganar la copa del club de golf en tanto que Carlos volvió a las andadas y vuelve borracho y con una cabra.

Diana por su lado espera muy nerviosa la llegada de su marido, al que irá a agarrar a la estación Don Antonio, su hombre de seguridad en el banco, que le habla de la fiesta y le enseña que la ha ordenado Joaquín Peñagarcía, por lo cual hace Arturo al llegar a su casa es soliciar que avisen a Joaquín, ya que quiere comentar con él.

Pero no será Joaquín, sino Diana la que vaya a verlo y le dice que no irá Joaquín, y que tratará de evitarle que realice el ridículo, aunque él le dice que no está dispuesto a consentir que Joaquín siga allí, recordándole que una de las cláusulas de su contrato era que no lo dejaría en ridículo, diciéndole ella que fue él el primero en romper el contrato al inmiscuirse en su historia íntima.

Él le habla entonces de manera sincera asegurándole que sabe que no posee derecho a nada, pero que se ha enamorado de ella, por lo cual si ella quiere romperán el contrato dado que no le importan ya ni sus invitados ni sus títulos y solo le atrae ella, que le dice que no es requisito ya separarse, y que esperaba ese instante.

Después, mientras bailan en sociedad ella le confiesa que Joaquín le ayudó a conquistarlo y que ese instante llegó por medio de él.

Una vez se marchan los invitados regresa cada uno a su habitación, aunque ella le dice que está ya muy cerca el indulto, y al proceder a ingresar Arturo en su cuarto ve que están en él el borracho Carlos y la cabra, por lo cual ella le invita a pasar la noche con ella por fin.

Calificación: 2