Horas de luz
España (2004) *
Duración: 98 min.
Música: Alfonso de Vilallonga
Fotografía: José Luis López Linares
Guion: José Ángel Esteban, Carlos López y Manolo Matji
Dirección: Manolo Matji
Intérpretes: Alberto San Juan (Juan José Garfia), Emma Suárez (Marimar), José Ángel Egido (Nicolás Fernández, “Chincheta”), Vicente Romero (Morata), Andrés Lima (Granizo), Ana Wagener (Chus), Aitor Merino (Tormo), Daniel Núñez (Chester), Paco Marín (Rafa), Sandro Cordero (Herrero), Enrique Escudero (Peña).
15 de septiembre de 1987. Cerca de Valladolid, dos policías municipales de patrulla observan un coche estacionado en el arcén y paran para ver si requieren asistencia, siendo tiroteados y muriendo uno de los policías.
Segundos después Jesús Ignacio, dueño de una cafetería para su coche para intentar asistir, siendo tiroteado también a quemarropa.
A la mañana siguiente dos guardias civiles paran sus motos al notar a una pareja de sospechosos, muriendo tiroteado uno de ellas mientras trataba de reconocerlos.
2 días más tarde Juan José Garfia fue detenido llevando un coche robado mientras se encontraba en situación de independencia provisional, siendo culpado a más de 100 años
4 años más tarde, en 1991 escapa de un autobús policial en marcha tras desatornillar parte de los bajos.
La policía peina el bosque buscándolo, valiéndose de perros rastreadores, más allá de lo cual no dan con él hasta numerosos meses más tarde, en que es detenido en su casa y llevado a la cárcel de Badajoz, donde su popularidad le precede.
Algún tiempo después será el cabecilla de un motín en la cárcel, y aunque es tomado, consigue ofrecer una patada al director de la prisión, al que llaman el “Chincheta”, en la cara, recibiendo tras ello una despiadado paliza.
Seis meses después acude Marimar al penal de El Dueso, en Cantabria donde comenzará a trabajar como enfermera.
Allí acude con sus compañeros al módulo de aislamiento donde están los presos más peligrosos, los FIES (Ficheros de Internos de Particular Seguimiento), que están las 24 horas del día solos en celdas unipersonales, habiendo además una celda vacía entre uno y otro preso, careciendo inclusive de colchón a lo largo de el día, no entregándoles no las cartas que les envían, que tienen que leer a través de los barrotes, siendo vigilados mientras comen, examinando cada día a conciencia sus celdas, teniendo cámaras que los graban.
Allí está Garfia, al que encuentra realizando deporte, y el cual no pone objeciones a su examen, contándole a Marimar que tiene aun 14 juicios atentos.
Pasado un tiempo ya allí internado, le aceptan a Garfia salir 1 hora al día a un pequeño patio, aunque con la condición de que no traspase una raya pintada en el suelo, que él, rebelde como es, traspasa, perdiendo así ese derecho.
Garfia oculta dentro de su cuerpo dos diminutas sierras que debe esconder siempre que le hacen un escáner para ver que no oculta nada, pegándolo fuera de la celda.
Pero un día uno de los gobernantes las revela, siendo castigado a pasar una semana esposado a los barrotes y sin poder usar sus manos.
Sufre gracias a ello un fuerte mal de espaldas, fundamento por el que va a examinarlo Marimar, que comprueba que tiene una dorsalgia, por lo cual debe ofrecerle masajes a través de los barrotes, explicándoles sus compañeros que es de los pocos que jamás se drogó.
Poco después sale para asistir a uno de sus juicios atentos, el de la agresión al “Chincheta”, que exhibe en su rostro la cicatriz que le dejó la agresión.
Más allá de todas las cuestiones de inseguridad consigue hacerse con otra pequeña sierra que le pasa a un compañero, que con ella va limando sus barrotes, tras atarla a un peine.
Un día se queda sola con él mientras le proporciona un masaje, contándole él que no puede leer porque ve muy mal, asegurándole ella que le conseguirá unas gafas.
Entretanto Rafa, su compañero va a auscultar a Chester, otro de los presos que no se encontraba esposado y que le agarra del brazo y lo muerde arrancándole un trozo de carne, ordenándole Chus, la médico, que le inyecte un fuerte calmante, asegurando ella tras llevarlo a cabo que no volverá a inyectárselo a ningún otro preso.
Por último Morata consigue arrancar los barrotes y salir al pasillo gritando desde allí para que le escuchen los demás presos a los que les cuenta la situación en que están.
La represión es muy dura y Garfia, que escucha a sus compañeros comienza rabiosamente el lavabo, rompiéndolo en mil trozos y cortándose los pies al llevarlo a cabo.
Marimar es avisada para atender a Garfia, a Chester y a Morata, a los que les brindaron una despiadado paliza.
Chus le pide que suministre otra vez a Chester el calmante que lo deja atontado, negándose ella a llevarlo a cabo si no le dan la orden por escrito, lo que le valdrá ser suspendida.
Va por esto a conocer a una amiga abogada que trata de convencerla de que no siga adelante.
No se olvida más allá de todo de Garfia, al que le hace llegar, de la misma forma que le prometió, unas gafas, con las que comienza a lerr, comenzando por el libro más gordo de todos, Guerra y Paz, leyendo tras ello varios otros, conociendo en el lomo de uno de ellos un lápiz diminuto, con el que comienza a dibujar, hasta que le incautan el lápiz y el papel.
Decidida a denunciar la situación de los FIES, Marimar acude a la radio, donde habla sobre el tema, volviendo a conocer a la abogada a la que le cuenta que va a comentar frente la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco.
Tras ello, y dos meses más tarde visita la prisión y entrevista a los presos el Defensor del Pueblo, aunque Garfia se niega a comentar con él, más allá de lo cual su visita piensa el cierre el módulo de FIES del Dueso y el traslado de los presos a otras cárceles, abriéndose un trámite contra el Director General de Prisiones y numerosos gobernantes más.
A raíz del cierre del módulo, Garfia es movido a Picassent, en Valencia, desde donde, un año más tarde envía una carta a Marimar excusándose por no haberle escrito antes, gracias a que ignoraba su dirección, y dándole las gracias por lo cual logró por ellos aun a costa de perder su trabajo, asegurándole no haber popular jamás a ninguna mujer tan valeroso como ella.
Ella le responde con optimismo más allá de no tener trabajo, contándole él que siempre que se pone los lentes se acuerda de ella, ya que lee bastante y se pasa el día haciendo un trabajo, habiéndose matriculado en la facultad.
Con él está también Morata, contándole que con ellos está también como solicitado de servicios Nicolás, el Chincheta, del que dice, se las proporciona de enrollado pese a eso que ocurrió entre ellos.
Un día la llama, explicándole que puede llevar a cabo una llamada al mes, y que siempre llamaba a su madre hasta ese día, contándole ella tras mencionarle que le agradan bastante sus dibujos, y antes de que logre hacerse ilusiones, que tiene tres hijos.
En el patio mantiene su amistad con Morata, el cual sigue pensando en el modo de evadirse a través de los conductos de aire.
El Chincheta le distribución pintura y le dice que puede, si lo quiere, colorear un mural en la pared del patio.
Garfia solicita permiso para dejar que lo vea Marimar, y, más allá de que todavía es un FIES el Chincheta se lo facilita.
Va hacia los locutorios, aunque la recibe el Chincheta, que la transporta hasta una de las salas donde tienen los presos el bis a bis, diciéndole él cuando están que él había pedido el locutorio.
Ella le exhibe las fotografías de sus hijos, tras lo que se besan y se abrazan en el transcurso de un extenso rato, acabando por acostarse.
Tras ello Garfia permite el encargo del Chincheta y empieza a llevar a cabo un mural en las paredes del patio.
Morata regresa a hablarle de su plan de huida, aunque él elige no escucharlo ya.
La siguiente visita Marimar la ejecuta con sus hijos y le cuenta que tendría derecho ya a que le concedan algún permiso tras el tiempo transcurrido en prisión, aunque él le dice que no quiere pedirle nada a nadie.
Marimar escoge moverse a Valencia pese al consejo de Rafa.
La situacion de Garfia es estudiado por la junta que, en lugar de calmar su situación opta por destituir a Nicolás Fernández.
A Garfia le previenen que siga pintando, y cuando encuentran entre la pintura un arma, que él piensa que escondió Morata, eligen por trasladarlo, pasando de nuevo a la situación de aislamiento.
Ella le pide que estable el empadronamiento en su casa para que vuelvan a trasladarlo a Picassent.
Él le cuenta que Chester se ahorcó la noche previo con una sábana dando por seguro que no le van a ofrecer privilegios y que le harán la vida irrealizable por sus homicidos y a ella si sigue con él, pese a eso que ella asegura que es más fuerte que él.
Le cuenta también que escribió una carta al guardia civil al que mató más allá de que no podrá leerla, diciéndole que sabe lo que le quitó porque en este momento teme perderlo él: su mujer y sus hijos, pidiéndole por último a Marimar que no le deje, decidiendo él soliciar contribuye a la abogada para que les ayude.
En enero de 1998 Juanjo y Marimar se casan en Picassent, frente la madre de él, los hijos de ella, la abogada y el Chincheta y su mujer, disponiendo de 5 horas de bis a bis, tras el que tienen que despedirse hasta el mes siguiente.
En 2004, y tras 20 años en prisión, la mitad de su historia, Garfia continuaba en prisión al ser un FIES, negándosele los privilegios.
Calificación: 2