Intruders
Intruders (2011) * España / Enorme Bretaña / USA
También popular como:
– “Intrusos” (Hispanoamérica)
Duración: 100 min.
Música: Roque Baños
Fotografía: Enrique Chediak
Guion: Nicolás Casariego y Jaime Marqués
Dirección: Juan Carlos Fresnadillo
Intérpretes: Clive Owen (John Farrow), Carice Van Houten (Sue Farrow), Daniel Brühl (padre Antonio), Pilar López de Ayala (Luisa), Ella Purnell (Mia Farrow), Izán Corchero (Juan), Kerry Fox (Dra. Rachel), Héctor Alterio (Sacerdote Anciano).
Mia Farrow persigue al gato de sus abuelos hasta un árbol, encontrándose tras trepar para buscarlo, un hueco en el tronco, del que, al ingresar su mano, saca una cajita con un papel donde figura una historia de la que Mia se apropia para una redacción del colegio.
La historia habla de “Carahueca”, un monstruo sin rostro que estuvo dormido a lo largo de años y que regresa a la vida debido a que alguien ha dicho su nombre otra vez. Un monstruo que vaga por la localidad dispuesto a quitar la cara de un niño para él.
En ese punto se hace borroso el escrito, que Mia no sabe cómo seguir, encomendándole la profesora que lo realice para el siguiente día.
Y ese día Mia cumple 12 años, y tras la celebración retoma la historia, inventando el desenlace.
La multitud miraba sin ver a Carahueca, que deseaba ser amado, y para eso necesitaría una cara, por lo cual entró en una vivienda, y tras descuidarse de que buscaba la de un niño decidió quitar la de una niña.
Al escribir la historia Mia se asusta y acude a la habitación de sus padres, intentando su padre de tranquilizarla con el osito que le regaló por su cumpleaños.
John, su padre, que trabaja en la construcción trata de ayudarla y consolarla debido a que la muchacha está convencida de que el monstruo está en su casa y la espía, y para que lo olvide, le pide que entre en el cuento del monstruo, ya que así conseguirá que sus pesadillas se terminen. De hecho lo materializan. Crean un monstruo y lo queman en el jardín para liberarse así de él, aunque antes de que arda completamente hace aparición su madre y lo apaga.
Entretanto, en Madrid, otro jóven, Juan, sufre pesadillas cada noche en las que ve también a Carahueca.
Luisa, su madre, preocupada por él y no sabiendo cómo asistirle habla con el padre Antonio, que trata de convencerlo, sin éxito, de que no debe tener miedo a los cuentos.
El padre Antonio ve a Luisa tan preocupada que llega a comentar con otro sacerdote, ya adulto mayor, al que le pide que le realice un exorcismo, aunque sea como placebo, para liberarlo de su monstruo interior, a eso que el sacerdote se niega, ya que piensa que no hay que jugar con cosas tan serias.
Entretanto, y en Londres, Mia sigue aterrorizada, y afirma que el monstruo está dentro de su casa, intentando su padre de convencerla de lo opuesto, hasta que comprueba que su hija tiene razón y que hay alguien en su habitación, con el que se pelea, y el cual por último consigue escapar.
El terror de Mia es tan enorme que pierde el habla debido al shock, por lo cual su padre escoge poner una cámara en su cuarto, conociendo por medio de ella que el entrometido está de nuevo en su casa, por lo cual debe confrontar de nuevo al maligno hombre sin rostro, que de nuevo consigue escapar.
Gracias a ello Mia sufre un shock anafiláctico y es ingresada.
Entretanto, en Madrid, Luisa transporta a Juan a la iglesia, donde el padre Antonio, más allá de no estar especializado en ello somete a Juan a un simulacro de exorcismo, asegurándole a Juan que rezando conseguirá llevar a cabo escapar a Carahueca.
Le pide además a Juan que le quite mentalmente la capucha a Carahueca para ver quién es y poder terminar con él, aunque cuando abre los ojos, el niño dice verlo allí en la iglesia.
Luisa, se asusta y piensa que el sacerdote no puede llevar a cabo nada, por lo cual escoge dejar su casa, realizando inmediatamente las maletas para marcharse con su hijo.
Susanna, la mujer de John, preocupada por lo ocurrido en su casa los últimos días provoca que su marido sea visto por una psiquiatra, la cual, tras enseñarle lo grabado por la cámara que puso en el cuarto de Mia concluye que no había nadie allí y que piensa que padece un síndrome llamado “follie a deux”, que se produce cuando las mentes de dos personas se entrelazan y distribuyen una alucinación, estando segura de que el entrometido solo vive en la imaginación de John y de Mia.
John, enfadado al verse cuestionado por Susanna, escoge marcharse de casa más allá de la dificultosa situación de Mia, que, aunque recuperada no puede comentar.
De vuelta a su casa, y mientras recopila sus cosas John oye que llegan Susanna y Mia, y se oculta en el armario de esta, viéndola cómo busca el escrito que encontró en el árbol y redacta en él: “Déjame pacificamente”, tras lo que transporta el papel al armario y lo tira adentro.
Entretanto Juan, al que le agrada escribir, lo realiza bajo sus sábanas por miedo a Carahueca, que regresa a su habitación, por lo cual llama asustado a su madre, aunque esta, acostada con alguien no se levanta.
Juan ve aterrado cómo Carahueca está próximo de atraparlo, mientras él sigue escondido bajo las sábanas. Y de repente el monstruo desaparece.
Juan comienza entonces el papel que se encontraba escribiendo, la mete en una cajita y, más allá de estar lloviendo, sale a la calle, trepa hasta un árbol, e introduce la cajita en un hueco del mismo diciendo “ahí te quedas para toda la vida”.
John va hasta ese árbol, y al ingresar su mano en el hueco del mismo no encuentra una cajita, sino la pulsera que perdió Mia al coger la caja.
Tras ello John acude a conocer a su madre, Luisa, intentando de buscar explicaciones a esos hechos que sucedieron cuando era solo el pequeño Juan, diciéndole ella que no le contó entonces la realidad porque trataba de cuidarlo.
Entretanto Mia sufre una terrible alucinación observando cómo su habitación va destruyéndose a su alrededor, observando cómo Carahueca se aproxima a ella, frente lo que grita aterrada, acudiendo su madre en su auxilio, comprobando que no hay nadie, pero que tampoco puede llevar a cabo nada por lograr que Mia respire, no haciéndole efecto la adrenalina, por lo cual, asustada llama a John, que le cuenta a Mia la narración de Carahueca.
Y se la cuenta como la escribió, aunque en este momento conociendo la realidad.
Carahueca vivía encerrado en un agujero al que no llegaban los fotones del sol – la cárcel – y recordaba a un niño con una cara similar a la suya – Juan, su hijo – y tenía que hallar esa cara.
Al notar a la madre besar al niño sintió envidia. Quería ser como ese niño y que alguien le quisiera, asi que decidió dividir al niño de su madre y llevárselo a su guarida.
Se acercó a él -colándose en su habitación -. Al no poder encontrarlo se enfureció y golpeó a la madre. Apareció entonces él y Carahueca le mencionó que no se asustara.
Se lo llevó, pero no ha podido sacarle la cara, ya que la madre del niño no se encontraba preparada para entregárselo y peleó por él hasta que Carahueca se resbaló y cayó de manera accidental al vacío.
Murió así verdaderamente el padre de Juan, que en este momento, ya adulto y tras luchar por ella consigue socorrer la vida de su hija, que recupera la consciencia segura de que por el momento no volverá Carahueca, abrazándose por último John, Mia y Susanna.
Calificación: 2