«El vicio divierte y la virtud fatiga», asevera Juliette, la protagonista de esta obra que el marques de Sade publicó en mil setecientos noventa y seis (y fue ineficazmente prohibida). En ella, Juliette, que ha visto el amargo final de su hermana Justine –la heroína de Justine o bien Los siniestros de la virtud–, se entrega sin escrúpulos al vicio y al crimen, puesto que los considera, entre otras muchas cosas, medios para conseguir placer.Juliette se empieza en el exceso de la mano de la abadesa Delbene, en el convento de Panthemont, donde se desarrollan orgías en que participan clerigos, monjas y novicias en un entorno macabro. Tras dedicarse a la prostitución, Juliette, con diecisiete años, se aproxima a degenerados como el desvergonzado Noirceuil o bien el hermoso Saint-Fond, ministro de Estado. Sus aventuras la llevan a Italia, donde conoce a festejes delincuentes de su epoca, como el caníbal Minski, la princesa lesbiana Borghese, la incestuosa Lady Clairwil o bien la envenenadora Durand. Los crímenes y vulneraciones se suceden hasta el momento en que, como asevera Octavio Paz, «al final de su peregrinación, Juliette puede decir, como el fraile budista: todo es irreal».En esta obra, singular entre las escritas por el «Divino Marques» debido al papel preponderante que en ella desempeñan las mujeres, y de forma señalada Juliette, el creador