Kiko se va a bucear

Kiko se encontraba muy ilusionado, ya que su tío Eduardo le había traído de obsequio para su cumple: un pequeño conjunto de buceo para niños. Mañana, en relación llegue a la playa, lo va a evaluar y va a enseñárselo a todos sus amigos. Además, su tío le había prometido bucear el primer día con él para enseñarle como se hacía.
Al día siguiente el cielo amaneció con un sol espléndido, así que todo parecía ser ideal para proceder a la playa. Su papá le preparó la mochila con todo lo primordial y, cuando el tío Eduardo vino a buscarlo, él ya se encontraba esperándolo con mucha ilusión.
Cuando llegaron a la playa Kiko fue a divertirse un rato con sus amigos mientras Eduardo tomaba el sol y leía un libro. Al poco rato Kiko fue a buscarlo para estrenar su conjunto y además enseñárselo a dos amigos que lo acompañaban. Sacó los lentes, el tubo y las aletas y les ha dicho a sus amigos:
-Mirad chicos, esto me lo ha regalado mi tío para bucear. Lo voy a evaluar y así les traeré conchas, trozos de coral y si puedo les diré como me divierto jugando con los peces. Seguramente hay varios que se asustan al verme, pero bueno…
Eduardo que escuchó lo que Kiko le decía a los otros niños se acercó, se agachó hacía ellos y les dijo:
-La verdad es que bucear es bastante superior que eso, chicos. Estar bajo el agua es estudiar a proteger lo que el mar tiene dentro así que es bastante superior observarlo sin remover nada de lo que se ve para que el próximo día que volvamos todo este en su sitio. Si siempre que buceamos uno de nosotros se va con una concha, una piedra, un coral…. De a poco el fondo del mar se quedaría desierto, además de estropear el paisaje para los peces.
-Yo pensé que se podían coger cosas de recuerdo, pero así pensaré que lo que me llevo de recuerdo es lo bien que me lo pase.
-¿Y jugar con los peces es imposible? -preguntó Nacho, un amigo de Kiko.
-Sí se puede, pero se debe tener precaución. Nos encontramos en su casa y hemos entrado sin comunicar. Intentar no chocar, no asustarlos, no cogerlos para que no se pongan alterados. Es habitual que tengan miedo chicos, ¿No creéis?
El resto de niños asintieron y fueron a la orilla a acompañarlos esperando de que cuando Kiko saliera del agua para contarles lo que había visto. Y así fue. Kiko salió del agua con sus gafas de buceo en la mano y una enorme sonrisa:
-Chicos, es espectacular. Lo destacado es que se ve que estás volando entre las olas, que ves un paisaje muy bonito, de piedras de diferentes colores, conchas, peces muy pequeñitos. No escuchas nada de fuera y es como si se creara tu propia música.
Eduardo dejó a Kiko con sus amigos y salió a su toalla contento de que el pequeño disfrutara de la naturaleza y aprendiera a cuidarla más.

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