Ana, Eva y Clara eran tres hermanas que festejaban su cumpleaños el mismo día. Aunque no habían nacido las tres a la vez. Primero nació Ana. Un año después nació Eva. Por último, justo un año más tarde, nació Clara.
Las tres hermanas estaban muy contentas por poder festejar juntas su cumpleaños. Sus padres organizaban una enorme fiesta a la que iba toda la familia, todos los amigos de la niñas y hasta los vecinos del vecindario.
El año que las niñas cumplías diez, nueve y ocho años ocurrió algo. Ana decidió que ya era más grande para tomar parte en la organización de la fiesta, y así se lo ha dicho a sus padres.
-Creo que este año yo debería hacerme cargo de ordenar parte de la fiesta. Pienso que soy bastante más grande.
Los padres de Ana estaban contentos con que la niña se sintiera tan responsable, así que le cedieron parte del trabajo.
-¿Qué te se ve llevar a cabo y enviar las invitaciones? -le preguntó su madre.
-¡Perfecto! -dijo Ana. Y se puso con ello.
Eva y Clara también querían asistir, pero Ana no les dejó.
-Es mi compromiso, ya que soy la más grande. Voy a cumplir diez años. Vosotras todavía no podéis llevar a cabo estas cosas -dijo Ana.
-Podemos echarte una mano, que tú jamás lo hiciste -dijo Eva.
-Entre las tres seguramente lo hacemos mejor -dijo Clara.
-Que no, que no -dijo Ana-. Iros a vuestras cosas y a mí dejadme con esto.
Ana diseñó unas invitaciones hermosas y se ocupó de hacerlas llegar a todos los invitados.
Llegó el día de la fiesta y las tres hermanas se fueron adjuntado con sus padres al parque que había junto al bosque. Era el primer año que festejaban la fiesta fuera de casa. Pero pasaba el rato y allí no se presentaba nadie.
-¿Seguro que pusiste bien el día y la hora, Ana? -preguntó mamá.
-Sí, mamá -dijo Ana-. Copié lo mismo que había en las tarjetas del año pasado.
-Pero el año pasado hicimos la fiesta en el hogar -dijo Clara.
-¡Uy, es cierto! -dijo Ana-. En la invitación no pone dónde es la fiesta, así que seguramente todos fueron donde siempre.
-¡A casa! -exclamaron Eva y Clara a la vez.
-Rápido, chicas, hay que agarrar esto e irse a casa -dijo papá-. Con algo de suerte estarán allí aguardando.
-¡Ey, familia, qué pasa! -exclamó Martín, el primo preferido de las tres hermanas-. Menos mal que he pasado por casa a conocer si necesitábais algo. Teníais a toda la multitud en la puerta. No sabían que la fiesta era aquí.
-Y tú, ¿cómo lo sabías? -preguntó Ana.
-Creo que se lo hemos dicho nosotras por al azar ayer cuando vino a ayudarnos con los preparativos sorpresa -dijo Eva.
-¿Sorpresa? -preguntó Ana.
-Sí, la que has estado próximo de chafar por no llevar a cabo las cosas bien -le recriminó Clara.
-Lo siento -dijo Ana-. Tenía que haber recibido vuestra asistencia.
-Bueno, niñas, no pasa nada. Todo se ha arreglado -dijo mamá-. El próximo año lo vamos a hacer mejor. En este momento, ¡a divertirse!