Contenido
- 1 Viva en compartimientos estancos al día
- 2 La fórmula mágica para solucionar preocupaciones
- 3 El daño que la preocupación puede hacernos
- 4 Aprender a investigar y solucionar las preocupaciones
- 5 Acabe con la preocupación…
- 6 No se deje vencer por las sabandijas
- 7 Cooperemos con lo inevitable
- 8 Póngale un “tope de pérdida” a las preocupaciones
- 9 No tratemos de aserrar el aserrín
- 10 Los pensamientos tienen la posibilidad de editar su vida
- 11 ¿Aceptaría un millón de dólares por lo cual tiene?
- 12 Si usted cuenta con un limón, lleve a cabo limonada
- 13 Encuentre la alegría realizando feliz a los demás
- 14 Cómo evadir que las críticas le preocupen
- 15 Cómo añadir una hora día tras día a nuestra vida activa
Viva en compartimientos estancos al día
“Lo primordial para nosotros no es ver lo que se halla vagamente a la distancia, sino lo que está precisamente a mano”
Deberíamos continuar el ejemplo de un enorme buque, en el que su capitán con sólo apretar un botón, puede aislar numerosos de sus compartimientos. Aunque somos más complicados y nuestro viaje es más extenso que el de un buque, debemos estudiar a conducir la maquinaria que nos permita vivir en compartimientos estancos, al día, como forma de asegurar la seguirdad del viaje.
Cuando sea primordial, debemos apretar el botón y ver cómo se cierran las puertas de hierro que nos separan del pasado, el ayer muerto, y del futuro, el mañana que aún no ha nacido; así, quedaremos seguros para vivir el presente.
El despilfarro de energía, la angustia mental y los desajustes alterados estorban los pasos de la persona que siente ansiedad por el futuro o el pasado. Cultivemos el hábito de vivir la vida día a día, lo cual no supone que no hagamos esfuerzo alguno para elaborar el futuro. El más destacable modo de prepararse para el mañana es concentrarse, con toda el intelecto y entusiasmo, en llevar a cabo hoy el trabajo de hoy, en forma excepcional.
Es primordial proteger del mañana por todos los métodos, meditando, proyectando y preparándose. Pero sin ansiedad ni intranquilidades. Cuando nos encontramos demasiado agobiados por los pesares de la vida, por los múltiples quehaceres, por los inconvenientes que parecen no tener solución, debemos parar y pensar: “un paso a la vez, una labor cada vez.”.
Stephen Leacock escribió: “¡qué extraño es nuestro corto paso por la vida! El niño dice: cuando sea grande. El chico grande dice: cuando sea más grande. El más grande dice: cuando me case. El casado: cuando me retire. Cuando llega el retiro, se regresa la visión hacia el sendero viajado, se ve correr por él un viento frío. Hay algo que no se logró y que desaparece. La vida, según lo aprendemos bastante tarde, está en vivir, en el tejido de cada día y cada hora.”
Esta es la regla número uno para suprimir sus intranquilidades.
La fórmula mágica para solucionar preocupaciones
Esta es una receta rápida y probada para combatir ocasiones de preocupación, que tenemos la posibilidad de comenzar a usar desde hoy:
- Analice la situación que le angustia valientemente y con honradez, e imagine lo malo que pudiera sucederle como resultado.
- Acepte esa situación, si fuera primordial. Sentirá un alivio y una paz que le aclararán la cabeza y le librará de sus preocupaciones
- Luego dedíquese con tranquilidad, con tiempo y energía a tratar de hacer mejor lo peor (que ya aceptó).
Lo más posible es que no ocurra la peor situación que se imaginó, pero al menos usted tendrá a la mano otras elecciones, se sentirá aliviado, con energía, y no se sentirá desvalido y sin control frente la situación problemática.
El daño que la preocupación puede hacernos
El 70% de los pacientes que acuden al médico podrían curarse por sí mismos con sólo librarse de sus miedos y intranquilidades. Esto no supone que sus patologías son imaginarias – son tan reales como un terrible mal de muelas y cien ocasiones más graves. Pero patologías como la indigestión, úlceras estomacales, perturbaciones cardíacas, insomnio, jaquecas y algunos tipos de parálisis son, en parte importante producto del estrés.
En la situacion de una úlcera estomacal: el miedo y ansiedad causa preocupación, la preocupación pone a la persona tensa y nerviosa, perjudica los nervios del estómago, cambia los jugos gástricos y estos causan la patología. Estas úlceras tienen la posibilidad de llegar a matar. De todas formas pasa con las patologías mentales.
Los trastornos mentales y físicos ocasionadas por la preocupación, el miedo, el odio, la frustración, y afines, están en incremento, extendiéndose con eficacia catastrófica. Tienen la posibilidad de llevar a cabo un enfermo de la persona más vigorosa”.
Las fuerzas que más descansan y recrean son: una religión saludable, sueño, música y risas. Tenga fe en Dios, aprenda a reposar bien, ame la buena música, y vea el lado entretenido de la vida – la salud y la alegría serán suyas.
Aprender a investigar y solucionar las preocupaciones
No todas nuestras intranquilidades son idénticas. Debemos equiparnos para tratar las diferentes formas, tal es así que tengamos la posibilidad investigar algún inconveniente. Para eso, debemos:
- Averiguar los hechos: sin éstos, nos vamos a confundir más, lo que nos trae más estrés.
- Analizar los hechos: pregúntese qué puede llevar a cabo sobre esto.
- Llegar a una decisión y accionar después acorde a ella: lo más sustancial es: ¿cuándo va a empezar a llevarlo a cabo?
Si sus intranquilidades se relacionan a los negocios, usted tiene la posibilidad de reducirlas en un 50% ayudándose de sus colegas, inferiores, compañeros, etc. preguntándoles:
- ¿En qué radica el inconveniente?
- ¿Cuál es la causa del inconveniente?
- ¿Cuáles son las probables resoluciones?
- ¿Qué solución ofrece usted?
Acabe con la preocupación…
Winston Churchill trabajaba 18 horas del día a día a lo largo de la segúnda guerra mundial. Cuando se le preguntó si no le preocupaban sus terribles responsabilidades, contestó: “estoy bastante ocupado. No tengo tiempo de preocuparme”.
Pero ¿por qué una cosa tan simple como ocuparse descarta la ansiedad? Porque es realmente difícil para todo el mundo, por brillante que sea, reflexionar en más de una cosa de forma simultanea. En el campo de las emociones es imposible que nos mostremos a la vez motivados por algo atrayente que nos encontramos realizando, y abrumados por la preocupación. Una de las emociones anula a la otra.
La mayoría de nosotros nos perdemos fácilmente en la acción cuando nos encontramos ocupados en el trabajo diario. Son las horas de hastío las realmente peligrosas, exactamente cuando podríamos gozar libremente de nuestro tiempo y ser más contentos. Es en ese instante cuando nos preguntamos si nos encontramos realizando algo sustancial con la vida, si no nos encontramos dando vueltas en la nada, si el jefe “quiso decir esto o aquello”, si nos nos encontramos quedando calvos, etc.
Cuando no nos encontramos ocupados, nuestras mentes tienden a transformarse en un vacío, y en la mayoría de los casos lo llenamos con emociones. ¿Por qué? Porque las emociones de la preocupación, el miedo, la ansiedad, la frustración, el odio y la envidia son traídas por el aburrimiento y el ocio. Estas emociones son tan violentas que tienden a despedir de nuestros espíritus todos los pensamientos y emociones pacíficas y contentos.
Es por ello que debemos buscarle finalidad a nuestro tiempo, a nuestros días. El misterio para ser desdichado está en tener tiempo de ocio para reflexionar si se es feliz o no.
Recuerde la regla número dos: ocúpese. La persona preocupada debe perderse en la acción, si no quiere marchitarse en la desesperación.
No se deje vencer por las sabandijas
Es recurrente que encaremos valientemente los enormes catastrofes de la vida; en cambio, las minucias, los “dolores de cabeza”, nos vencen. Las sabandijas en esta situación son aquellas pequeñas cosas que nos molestan día a día, son las pequeñas intranquilidades, las intolerancias, las rabietas, los fastidios, etc.
Disraeli dijo: “la vida es bastante corto para ser pequeña”. Recurrentemente dejamos que nos perturben cosas tontas que deberíamos despreciar y olvidar. Tenemos numerosas décadas para vivir, y perdemos muchas horas irremplazables en rumiar agravios, que al cabo de un año habrán sido olvidados por nosotros y por todo el planeta. Dediquemos nuestras vidas a acciones y sentimientos que valgan la pena, a las considerables ideas, a los afectos reales y a las acciones perdurables.
La regla número tres para vencer la preocupación es: no se detenga en insignificancias.
Cooperemos con lo inevitable
Al transitar por las décadas, estamos con muchas ocasiones repugnantes que son así, y que no tienen la posibilidad de ser de otro modo. Poseemos opciones: tenemos la posibilidad de aceptarlas como inevitables o tenemos la posibilidad de romper nuestras vidas en la rebelión, y finalizar quizás con los nervios deshechos.
El filósofo William James dice: “acepta que sea así. La aceptación de lo que sucedió es lo primero que hay que hacer para sobrepasar las secuelas de algún desgracia”. No sólo las situaciones nos hacen contentos o infelices – lo que establece nuestro modo de sentir es nuestra reacción frente las situaciones.
Toda persona puede aguantar el desastre y la catástrofe, e imponerse si está obligado a ellos. Cabe considerarse incapaz de llevarlo a cabo, pero son espectaculares los elementos interiores que todos tenemos; sólo se precisa que deseamos utilizarlos. Somos más fuertes de lo que imaginamos.
El señor Booth Tarkington perdió la visión completamente prácticamente de la noche a la mañana. Más allá de su desgracia, dijo: entiendo que puedo aguantar mi ceguera como puede aguantar un hombre algún otra cosa, aunque perdiera la visión sé que mi alma es la que ve y la que vive.
Tarkington se sometió a 12 operaciones en un año, ¡con anestesia local! El sabía que tenía que ser así, por lo cual el único modo de bajar el padecimiento era tomar las cosas de buena forma y aguardar a que la tecnología hiciera lo más viable por él.
Cuando dejamos de pelear con lo ineludible, dejamos en independencia la energía que nos facilita crearnos una vida más rica.
Para terminar con el hábito de la preocupación antes de que ésta acabe con nosotros, la regla número cuatro es: cooperemos con lo ineludible.
Póngale un “tope de pérdida” a las preocupaciones
Siempre que tenga la tentación de ofrecer dinero bueno en lugar de dinero malo, en función de la vida humana, lleve a cabo un prominente y pregúntese:
- ¿En qué medida realmente me importa aquello por lo cual está preocupado?
- ¿En qué punto fijaré un “tope de pérdida” para esta preocupación…y olvidaré el asunto?
- ¿Cuánto precisamente pagaré por esta preocupación? ¿con mi salud, con mi felicidad, con mis relaciones Inter.-personales? ¿No he comprado ya por esta preocupación más de lo que vale?.
La regla número cinco es: póngale un límite a su preocupación.
No tratemos de aserrar el aserrín
Sería verdaderamente estúpido preocuparse por no poder retroceder y cambiar lo que pasó en el pasado, así sea hace 60 segundos. Varios hacemos exactamente esto. Evidentemente, tenemos la posibilidad de llevar a cabo algo para “modificar los efectos” de lo que pasó, pero es imposible cambiar el hecho mismo.
Solo hay un método como el pasado puede ser constructivo: radica en investigar con tranquilidad nuestros fallos, estudiar de ellos, sacar beneficio…y olvidarlos.
Es sustancial investigar los fallos que se cometen en la vida, para estudiar la lección de modo duradero. La mayoría de la gente, en vez de ello, se someten a un suplicio de intranquilidades y aturdimiento. Como resultado, en vez de estudiar una lección, continúan por el mismo sendero y repiten lo hecho en menor o igual escala.
El señor Saunders contaba que de joven solía preocuparse por todo: los fallos cometidos; antes de un examen no dormía y después de presentarlo tampoco, por temor a ser reprobado, pensaba en lo que había dicho y cómo ha podido hacer mejor sus expresiones, etc. Hasta que un día, en clase, un instructor derramó a propósito una botella de leche sobre la alcantarilla. El instructor del dijo: “¡No lloremos jamás por leche derramada!, la leche ya desapareció, todo lo que hiciéramos en este momento por reconquistar solo una de sus gotas sería en vano. Con algo de atención y precaución la leche jamás se habría derramado, pero en este momento es bastante tarde. Lo único que tenemos la posibilidad de llevar a cabo es olvidarla y pasar a la cosa siguiente.”
Dicho de otro modo, todos tenemos la posibilidad de aserrar la madera pero no el aserrín. Este ya fué aserrado, y así sucede con el pasado. Cuando uno empieza a preocuparse por cosas que pasaron, no hace otra cosa que aserrar el aserrín.
De allí que la regla número seis sea deje de preocuparse por las cosas que ya pasaron, dado que no puede llevar a cabo nada sobre esto.
Los pensamientos tienen la posibilidad de editar su vida
La lección más sustancial que se puede estudiar es la consideración de lo que imaginamos. Son nuestros pensamientos lo que nos hacen lo que somos. Nuestra actitud mental es el aspecto X que establece nuestro destino. El más grande inconveniente que toda persona enfrenta es la elección de los pensamientos acertados. Si somos capaces de esta elección, nos encontramos en el sendero que lleva a la solución de todos nuestros inconvenientes.
Si poseemos pensamientos contentos, vamos a ser contentos. Si poseemos pensamientos temerosos, vamos a tener miedo. Si poseemos pensamientos enfermizos, nos vamos a enfermar. Si nos ofrecemos a compadecernos, todo el planeta huirá de nosotros. Hay una enorme distingue entre inquietarse y preocuparse: la incomodidad significa abarcar los inconvenientes y tomar con tranquilidad las medidas para solucionarlos. La preocupación significa ofrecer vueltas enloquecedoras e inútiles a un asunto.
El señor Whaley sufrió de un colapso nervioso antes de su matrimonio, todo le preocupaba, no tenía un empleo bastante permanente, se sentía agotado y enfermo. Salió a Florida para cambiar de ámbito, y cuando llegó se sentía peor y cada vez era más terrible su padecimiento.
Recordó que su padre le había escrito una carta, y la leyó: “hijo mío, estás a 1.500 millas de casa y no te sientes nada superior ¿cierto?. Sabía que sería así, porque te llevaste contigo la única causa de tus zozobras, que eres tú mismo. No hay nada que ande mal en tu cuerpo o espíritu. No son las ocasiones que pasaste lo que te puso así, sino lo que tu piensas de esas ocasiones. Cuando comprendas esto regresa a casa hijo, porque estarás curado”. Le logró caso y con el tiempo su historia cambió completamente – aprendió que sus pensamientos debían trabajar para él y no en su contra.
La regla número siete es: piense y actúe animosamente y se sentirá animado.
¿Aceptaría un millón de dólares por lo cual tiene?
Frecuentemente nos agobiamos hasta el cansancio por las cosas que sentimos que no poseemos. Por ese trabajo que no logramos, por las deudas, por las misiones no alcanzadas, por todo. No obstante esta cita sintetiza todo: “estaba afligido por no tener zapatos, hasta que vi a quien no tenía pies”.
Aproximadamente un 90% de las cosas de nuestras vidas están bien y un 10% mal. Si deseamos ser contentos, todo lo que debemos llevar a cabo es concentrarnos en el 90% que está bien, y pasar por prominente el 10% que sobra. Si deseamos estar preocupados y terminar enfermos, todo lo que debemos llevar a cabo es concentrarnos en el 10% que está mal y pasar por prominente lo demás. Usted tiene la posibilidad de cambiar la percepción que tiene de su desdichada vida, si le dedica unos minutos al día a fijar la atención en todas las increíbles riquezas que tiene.
¿Vendería usted sus ojos por mil millones de dólares? ¿qué estaría dispuesto a perder por sus dos piernas o manos? ¿por sus hijos, por su familia? Sume todas las partidas y verá que no vendería lo que tiene por todo el oro que hayan juntado los Rockefeller, los Ford y los Morgan juntos.
Esta es la regla número ocho estudiar a apreciar lo que se tiene y dejar de preocuparse por lo cual no se tiene.
Si usted cuenta con un limón, lleve a cabo limonada
Cuando la vida le distribución un limón a un individuo, lo más posible es que se desespere, vea lo amargo de su situación y piense que está vencido, en que ese era su destino y en que no posee la menor ocasión. Indudablemente le echará la culpa al planeta por su desgracia y se compadecerá hasta lo más hondo de su ser.
En cambio, un individuo juiciosa y capaz, a quien la vida le ha entregado un limón pensará: “la culpa de que haya sido un mequetrefe no es de las estrellas, ni de los demás, sino mía. ¿qué lección debo estudiar de esta desgracia? ¿cómo puedo hacer mejor esta situación? ¿cómo puedo transformar este limón en limonada?”.
La cosa más sustancial de la vida no es capitalizar las virtudes. Lo que realmente importa es favorecerse con las pérdidas; esto pide sabiduría y marca la distingue entre un hombre de juicio y un necio.
Por tanto, la regla número nueve es, para cultivar una actitud mental que nos procure paz y felicidad hagamos limonada cuando el destino nos otorgue un limón.
Encuentre la alegría realizando feliz a los demás
Recuerde la enseñanza de Jesús: ser útil a los demás. Si el hombre ha de obtener algo de alegría de su paso, debe reflexionar en llevar a cabo las cosas superiores, no únicamente para sí, sino para los demás – su propia alegría es dependiente de la alegría de los demás y la de los demás en la de usted. Si hemos de llevar a cabo las cosas superiores para los demás, hagámoslo próximamente. El tiempo pasa.
Piense: pasaré por este sendero sólo una vez. Entonces, algún bien que logre llevar a cabo o algún aprecio que logre exhibir, debe ser hoy. No debo posponerlo o descuidarlo, porque no pasaré otra vez por este sendero. En el caso de que usted quiera remover la preocupación, cultivar la paz y la alegría, olvídese de sí mismo interesándose en los demás. Lleve a cabo cada día una aceptable acción que provoque una sonrisa en la cara de alguien.
La regla número nueve es recordar: cuando es bueno para los demás, es preferible para usted mismo.
Cómo evadir que las críticas le preocupen
La crítica injusta es recurrentemente un cumplido disfrazado. Significa frecuentemente que hemos causado celos y envidias. Tengamos en cuenta que nadie golpea a un perro muerto.
Haga las cosas lo destacado que logre – después abra el viejo paraguas y procure que la lluvia de críticas no le moje.
Lleve un registro de las tonterías que hemos cometido y critíquese usted mismo. Como no puede ser especial, pida una crítica imparcial, útil y constructiva de alguien que le tenga aprecio.
De esto se habla la regla número diez: no permita que las críticas le preocupen.
Cómo añadir una hora día tras día a nuestra vida activa
La fatiga produce recurrentemente preocupación. La medicina demostró que decrece la resistencia física al resfrío común y a centenares de otras enfermedades; la psicología ha comprobado que decrece nuestra resistencia a las emociones que previenen la preocupación.
Para evitar la fatiga y la preocupación, debe reposar comunmente. Duerma bien antes de cansarse. Esto es sustancial porque la fatiga se acumula con impactante eficacia. Es sustancial que se tome una siesta al mediodía cada día; si no puede a esa hora, tómela antes de cenar en la noche. Esa hora de sueño reparador, mas las 6 horas de sueño en la noche, harán bastante más que 8 horas de sueño continuo. Estará añadiendo una hora más a su historia activa.
Qué es lo que nos cansa y qué tenemos la posibilidad de llevar a cabo al respecto
Los psiquiatras declaran que la mayoría de nuestra fatiga procede de nuestra actitud mental y emocional. La mayoría de la fatiga que sufrimos es de origen mental, el agotamiento de origen puramente físico es extraño.
¿Qué clase de componentes sentimentales cansan a los trabajadores? El aburrimiento, el resentimiento, la sensación de que no se puede ver el trabajo de uno, la sensación de inutilidad, la prisa, la ansiedad, la preocupación. Estos componentes son los que dan a conocer a la gente a resfríos, jaquecas, bajos escenarios de eficacia, etc. El cansancio llega porque nuestra emociones generan tensiones nerviosas en el cuerpo.
En este instante, fíjese en su tensión muscular, ¿siente tensión entre los ojos? ¿está cómodamente sentado o tiene los hombros levantados?. La única solución a esta fatiga nerviosa es el descanso. Aprenda a reposar mientras trabaja – la única forma de conseguirlo es empezar descansando los músculos.