George Eliot, pseudónimo que utilizó la autora británica Mary Anne Evan (1819-1880), nos enseña en el ensayo “Las novelas tontas de algunas damas novelistas” su opinión más sincera sobre las denominadas novelas románticas, o para mujeres; novelas que solo otras mujeres tienen la oportunidad de escribir porque solo las mujeres saben cómo opínan, sienten y actúan las propias mujeres. Sobra decir que su opinión no es muy favorable; pero no es así tanto por el género en sí, sino por lo cual representan.
Eliot repudia que las mujeres tengan que ser valoradas con diferentes raseros de los que se utilizan para ver a los hombres. No sabe por qué un hombre culto es el que tiene una formación elevada y, sin embargo, una mujer será considerada culta solo por tener una formación básica. También que los individuos, historias, ambientes… de estas novelas sean prototipos establecidos de seguro. Al final de cuenta, sencillas historias que logren ser comprendidas por las mentes limitadas de las mujeres.
La autora británica, que adoptó un pseudónimo masculino tratando hallar que no tengan la oportunidad de ordenar sus proyectos como “literatura para mujeres”, piensa que este tipo de novelas simples y, al final de cuenta, vacías no meritan la atención del lector, y que autoras coetáneas suyas no son gigantes escritoras por el hecho de haber comunicado un colosal número de libros. El talento es otra cuestión muy diferente al éxito. Quizás el talento lo habrían alcanzado usando la oportunidad de que sus novelas fueran leídas tratando temáticas más profundas, más reales o simplemente no tan tontas. En una época donde la literatura redactada por mujeres estaba reservada a muy pocas escritoras, que algunas de ellas se limitaran a escribir estereotipos de época y género, piensa para Eliot una pérdida de tiempo para todos.
Además, desacredita a las escritoras que utilizan las mismas expresiones para comentar del mismo tipo de individuos, para detallar las mismas ideologías y creencias de estos individuos, para detallar la misma moral en todas ellas… Al final de cuenta, George Eliot se ve estar reprochando su actitud a aquellas escritoras que desaprovechan la oportunidad de comunicar, de comunicar un ámbito más cercano a la realidad y de pasar a la narración de la literatura como algo más que simples narradoras. Lamenta, quizás, que otras tantas talentosas escritoras se hayan quedado en el más absoluto anonimato cuando, en comparación, tenían más que contar.Enviado por:
