Hasta después, y gracias por el pescado, es la cuarta distribución de Douglas Adams, que forma parte a su serie de novelas Guía del Autoespista Galáctico. El título del libro, está apoyado en los hechos extraños que sucedieron con los delfines, antes que la tierra quedará destruída por los vogones para construír una autopista hiperespacial. Además, en el libro se mostrara un personaje destacable en la vida de Arthur.
La trama tiene su inicio con Arthur Dent, quien llevando a cabo auto-stop, termina llegando a un planeta el cual está lloviendo torrencialmente, dándose cuenta de que es la Tierra, por lo cual se cuestiona lo último vivido por él. Pero por la lluvia, pide un aventón llevando a cabo auto-stop para que uno de los vehículos pare. Al subirse, ve a una muchacha dormida que se llama Fenchurch y su hermano, quien conduce; le enseña las extrañas cosas que estuvieron pasando desde que la tierra fue destruida, como que hubo histeria masiva, y que muy gente recuerdan haber visto gigantes naves amarillas, así como que los delfines desaparecieron sin dejar rastro.
Pero Arthur, estaba mas atento a como estaba la mujer y el hermano le cuenta que fue una de la multitud con la histeria, y que está ahí sedada dado que tenía gigantes asaltos de pánico. Como Arthur estaba llegando a su casa, que inusualmente la encontró recurrente, ya que se ve que nadie ha vivido ahí durante tiempo; se percata que las cartas están amontonadas en la puerta, la comida está rancia y la destacable suma de polvo que abunda dentro de el. Cuando elige irse a descansar, encuentra un regalo: Una pecera con una inscripción grabada que dice Hasta después, y gracias por el pescado, sin comprender de lo que se habla. Por eso, la llena de agua y echa dentro a su Pez babel y en ese instante, piensa que Fenny está enlazada con la destrucción de la Tierra.
Tras ordenar el caos en su casa, se dirige al bar para encontrar información sobre Fenny, quien está llevando a cabo auto-stop, por lo cual después de llevarla a donde iba, ella elige darle su número, pero a Arthur se le pierde. No obstante, aprendió más sobre las ocasiones poco recurrentes que ella vivió. Al llegar a su casa, fracasa en su búsqueda de buscar la cueva donde vivió cuando la nave de los Golgafrinchans se estrelló. Fenchurch,
tiene una casa sobre su vieja cueva.
Como los dos están en ocasiones poco recurrentes, esto los une, hablando entre
ellos, dándose cuenta de que tienen muy en común y Fenchurch le dice que tuvo una epifanía sobre cómo arreglar al planeta y todo pero después dice que no se acuerda y no lo puede acordarse verdaderamente bien. Arthur, se percata que los pies de Fenchurch no tocan el suelo y le enseña a volar y juntos, hacen el cariño sobre el cielo de Londres.
Posteriormente, viajan a California para sostener una conversación con Jhon Watson, a quien conocen como “Wonko el cuerdo”, científico que se jacta de comprender porque los delfines desaparecieron. Watson, tiene una esfera con una cita grabada, y que descubrió que comunicaba. Al ponerse la esfera en la oreja, pudo oír un mensaje de audio de los delfines: Ellos advertían de la destrucción de la Tierra a manos de los vogones, pero lograron huír del planeta por unas dimensiones alternas, sin antes poner una tierra de otra dimensión opción, trasladando a todos para socorrer la clase humana. Cuando Arthur escuchó la verdad, le dice a Fenchurch lo que logró durante este tiempo, y van de la tierra para viajar por el espacio.
Mientras pasó esto, Ford Prefect revela durante una actualización de la “Guía del autoestopista”, la entrada previo que logró de la Tierra, y fué sustituido por los volúmenes de texto que compuso durante su investigación. Reconoció que hay algo extraño, lo que motivó a Ford a ir llevando a cabo auto-stop por de la galaxia para llegar a la Tierra; utilizando un buque de un robot para terminar asentándose en el centro de Londres y ocasionar el pánico.
En el caos, Ford localiza a Arthur y Fenchurch, y juntos comandan la nave del robot. Siendo polizones en la nave, Arthur y Fenchurch van al planeta donde está escrito: El Mensaje Final de Dios a Su Creación, y, por a la suerte, se topan con Marvin, que, por eventos anteriores, es en ese instante, 37 oportunidades más viejo que el universo habitual y únicamente se puede mover muy lentamente.
Marvin, con el acompañamiento de Arthur y Fenchurch, leen el siguiente mensaje: “We apologize for the inconvenience” – “Pedimos disculpas por las dolencias” y sonriendo, pronuncia sus últimas expresiones – Pienso que … me siento bien- y muere feliz.
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