Los 8 Mejores Libros de Terror

A distingue que en el cine, se ve que encontrar recomendaciones de libros de terror que no sean los conocidísimos clásicos es una tarea muy ardua. Las listas siempre están copadas por las estrellas del género: Stephen King no puede faltar en algún recopilación que se precie, y lo mismo pasa con H.P. Lovecraft y con Edgar Allan Poe, sin tener esas lecturas que resultan indispensables para algún lector pero que por su temática están clasificadas dentro del género (Drácula de Bram Stoker, Frankenstein de Mary Shelley, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde de Robert Louis Stevenson). Hoy hablaremos de algunos libros que dejaron marca dentro de la literatura de terror y que quizás no son tan populares, aunque también vamos a dejar espacio para referirnos a algún que otro clásico… ¡que jamás está de más!

It, Stephen King

Si la tarea de realizar una lista con piezas representativas del género de terror ya es difícil dada la diversidad y los diferentes estilos y contextos, se añade otra problemática: es tremendamente difícil seleccionar entre únicamente una de las novelas de Stephen King. Rey del género por antonomasia, su prolífica carrera está trufada por incontables historias, la mayoría de ellas inquietantes y que acostumbran unir lo paranormal con los deseos más oscuros del ser humano. He escogido It porque me se ve una de sus proyectos más redondas en la consecución del terror en su estado más primigenio: un horror que nace en la niñez en una forma concreta, y que termina persiguiéndote el resto de la vida, adoptando la forma de tus temores más secretos. Pennywise se ganó su puesto indiscutible entre los individuos más terroríficos de la narración de la literatura, pero la cosa con King no termina aquí: si quieres sentir más escalofríos puedes leer otras de sus novelas como El resplandor, La tienda, Desesperación o Carrie.

Cabal, Clive Barker

Esta novela de Clive Barker es una de esas novelas importante para todos los que indagan un poco en el género, en busca de lecturas que les contengan pegados a la silla. Localizada en la frontera entre la extravagancia narrativa y la psicología perturbadora de un personaje, Cabal nos exhibe a un hombre con unas terribles pesadillas que parecen ser algo más: y pasa que el horror se vuelve algo muy tangible cuando se rompe la frontera de nuestros actos inconscientes y atraviesan la frontera de la realidad. Así, el personaje primordial se enfrenta a un viaje contra sus propios demonios mientras una mujer le sigue a la zaga, decidida a no renunciar al amor de su crónica por duras que sean las consecuencias.

 

A ciegas, Josh Malerman

Uno de los terrores más gigantes que puede atenazarnos en las noches de insomnio es el de quedarnos privados de alguno de nuestros sentidos. La puerta de inseguridad que sentimos está de forma directa asociada al miedo a la oscuridad, por ejemplo cosas, y este sentimiento es precisamente la partida que juega Malerman en A ciegas, donde nos enseña una historia que se desplaza en las tinieblas de la ceguera. Durante cinco años, algún persona que abra los ojos se enfrentó a un terror que no fué con la aptitud de exceder y que ha sesgado las vidas de parte sustancial de la población. Malorie y sus dos hijos son unos de los pocos sobrevivientes, subsistiendo al cobijo de una casa dejada clausurada a cal y canto. Pero cuando la situación se hace insostenible y es requisito salir al exterior, Malorie tendrá que confiar en poder exceder ese terror que acecha más allá de la visión.

La chica de al costado, Jack Ketchum

La situacion de Sylvia Likens, una muchacha que fue cruelmente torturada por todo un vecindario en los años 50, se realizó lastimosamente recurrente por las ocasiones de los hechos. También fué la fuente de inspiración para algunas proyectos cinematográficas; en el lote literario, esta novela de Jack Ketchum consigue condensar todo el horror y la degeneración que tienen la oportunidad de atribuírsele al ser humano cuando es con la aptitud de lo malo. Lo malo de esta historia no radica en que un sujeto, exactamente trastornada, la emprenda con una pobre chica inocente: lo más terrible es el efecto dominó que hace, exponiendo la crueldad de la multitud dejándose llevar por el espíritu de grupo. Un relato sórdido que no escatima en detallar con pelos y señales el infierno que vivió su protagonista; si eres con la aptitud de enfrentarte a este libro, prepárate para llevarlo a cabo con un nudo en el estómago.

 

Déjame entrar, John Ajvide Lindqvist

Otra novela que ganó celebridad por su adaptación cinematográfica, pero que si eres fan del género no tienes que perderte. La narración de Eli y Oskar, dos niños perdidos en un mundo que no es para ellos consigue una difícil mezcla: conmover en medio del horror que se desata. Una novela de terror hermoso dentro de la sordidez de algunas de sus ocasiones, que no escatiman en detallar numerosos de los hechos más cruentos pero que tampoco olvida a sus individuos y las oportunidades a las que se enfrentan, sin dudas los puntos de más valor en esta novela que se quedará en tu cabeza si la lees. Del mismo constructor, también es muy recomendable Descansa pacificamente, un relato que da una difícil realidad: ¿qué sucedería si los muertos despertaran… y su único interés fuera regresar a casa?

Otra vuelta de tuerca, Henry James

Y entre los clásicos del género no podía faltar una de fantasmas. Y qué fantasmas, además: Henry James logró, acertadamente, prestar esa vuelta de tuerca que hacía que su novela victoriana sobre una institutriz en una casa tenebrosa se convirtiera en uno de los libros más reverenciados del género. Mientras transcurren los capítulos vamos leyendo los recuerdos de la personaje primordial, encargada del precaución de los niños de una casa donde empiezan a ocurrir hechos muy extraños… ¿o está todo en su cabeza? Precisamente, la ambigüedad que logramos al leer el relato en primera persona nos hace dudar de todos y todos los hechos que se describen, aportando una cubierta más de interés a un relato ya de por si alucinante. Hay que tener algo de paciencia con su tipo de prosa (a oportunidades poco dinámica, en oportunidades salpicada de divagaciones) pero el resultado merece.

 

Apartamento 16, Adam Nevill

Muy frecuentemente, las casas se convierten en un elemento primordial para ocasionar pavor en las novelas de terror. Algo así pasa con Barrington House, un edificio que tiene dentro un apartamento vacío… y que transporta así durante cincuenta años. Y por una aceptable razón, además. Lo revela el pobre vigilante de nocturno que, tras escuchar unos ruidos, elige entrar. Y también lo revela Apryl, una muchacha que recibe una herencia terrorífica. Muertes en extrañas ocasiones, hechos estremecedores y toda una historia lista para ser descubierta. Si te atreves, claro está.

Los Caminantes, Carlos Sisí

Y para terminar, una recomendación moderna… y de zombies. Uno de los terrores más en boga de esta época, frecuentemente plagado de metáforas sobre la sociedad de la cual formamos parte que se “devora” a si misma a través del consumismo y del aislamiento digital. Sea como sea, una aceptable historia de zombies siempre es atrayente de leer, y la idea de Carlos Sisí nos acerca a una sociedad en la cual los comedores de cerebros se hicieron con la civilización. Tan sólo existe fé en un grupo de sobrevivientes que lucharán por seguir con vida en un ámbito tan bastante hostil y sin corazón. Una saga que ya va por su quinta distribución y que siempre deja a los que leen con ganas de más.