Matemáticas, Filosofía, investigación, convivencia, enfermos interfaces, donaciones de órganos, hospitales, amor, infidelidad, asesinato, intriga, encubrimiento, paternidad… y sin lugar a dudas algún que otro tema son los que Guillermo Martínez trata en esta novela. ¿Qué más esconderá esta novela a través de un escritor y matemático? Para saberlo hay que leerla.
Un estudiante de argentino, Martin, se traslada a Oxford para continuar sus estudios e indagaciones, la que será su directora en este período, Emily Bronson, le consigue un alquiler en el sótano de la vivienda de una aceptable amiga, Mrs. Eagleton. Esta anciana será el vínculo inicial y final de toda la trama y de todos los individuos. Su nieta que asegura de ella, Beth, y un colosal amigo de la familia, el instructor Seldom, al que Martin idolatra y sigue y busca como guía en sus indagaciones. A través de Emily hace aparición en escena Lorna, una muchacha enfermera con la que Martin mantendrá una relación sentimental. Pero Lorna también conoce al instructor Seldom. También se detallan otra serie de individuos vinculados a Beth, otros a Lorna, otros a… vamos que la red de individuos crece sin percatarnos, de manera que en las pocas páginas del libro nos vamos a agrupar con un óptimo número de individuos tan interesantes como intrascendentes cuando lleguemos en el desenlace del libro y descubramos la verídica resolución de la intriga.
Tres homicidos mínimos y un “hecho” de circulación servirán al constructor para enseñar el comienzo, desarrollar la trama y comprobar un desenlace que podría ser otro… No, esperad, es que si leemos el último capítulo del libro resulta que el desenlace es otro. Pero… ¿es este el desenlace real o hay algo detrás de los dos finales que nos obligará a pensar que ninguno de ellos es el real?
Las Matemáticas también cobran un peso destacable, como la Filosofía, y también la patología, y la conciencia habitual, y… todos los temas tratados tienen un peso destacable, porque todos ellos son claves en algún momento de la historia y dan el valor escencial a cada asesinato o muerte natural, a cada decisión de los individuos, a cada gesto de amor o de envidia. Todos los individuos, de los temas, de las subtramas, de las expresiones utilizadas es de primordial consideración para esta novela. Para bastantes será un novela a medio sendero entre la intriga y el ensayo; para otros una consecuencia de las novelas protagonizadas por Poirot; para otros una colosal novela; para otros un quiero y no puedo. Porque hay varios deseos y valoraciones como leyentes. Todas las críticas tienen que ser válidas y tenidas presente. Todas. Porque hay tanto en estas pocas páginas que brinda de sobra para múltiples y variadas críticas y análisis. ¿Es justo que Beth, nieta huérfana de Mrs. Eagleton, tenga que asegurar de su anciana abuela destinada a la soledad y oscuridad de esta situación? ¿Es justo que Mrs. Eagleton tenga cáncer? ¿Es justo que asesinen a Mrs. Eagleton? ¿Es justo que la policía sospeche de Beth? ¿Es justo que Beth herede de su abuela si la ha ejecutado? E inmensidad de cuestiones como estas, semejantes con estos y los demás individuos, nos vendrán a la cabeza según avancemos en la lectura.
Además, está el tema de las notas que el asesino va dejando antes o después de cada delito. Esa pequeña unión entre la intriga y la Matemática, apoyada en la Filosofía, servirá realmente bien para despistar a la policía, a algunos individuos, a los que leen y hasta al apuntador…
El juego con dos finales resulta atrayente, principalmente cuando el desenlace del libro deja abierto una tercera interpretación que Guillermo Martínez deja en manos (en mentes) de los que leen. ¿Qué más podemos soliciar?Enviado por:
Irene Muñoz Serrulla