FALTA CONTRAPORTADA
El amor era la semilla de la insensatez.
El vizconde Locksley había visto de qué manera se cumplía la premisa en el caso de su padre, tras la muerte de su venerada esposa. Mas cuando su progenitor decidió casar a la cazafortunas de cabellos de fuego Portia Gadstone, Locke se sintió obligado a tomar medidas radicales para impedir que esa mujer de increíble belleza se aprovechase de su padre. Y un matrimonio cuya única finalidad fuera el placer mutuo podría resultar de lo más recomendable, como es natural siempre y cuando no se filtrase ningún sentimiento inconveniente.
La desesperación había empujado a Portia a acceder a casarse con un desquiciante. El pacto le ofrecería la protección que precisaba. Por lo menos eso pensaba hasta el momento en que el inquietantemente atrayente hijo del marqués leyó la letra pequeña del contrato ¡y decidió ocupar el sitio de su padre!
De repente la apacible y, sobre todo, segura unión que Portia había planeado había sido transformada en otra, rebosante de traviesas tentaciones y abierta a la posibilidad de que le rompiesen el corazón. Por el hecho de que, conforme iba enamorándose de su endemoniadamente seductor marido, sus oscuros secretos comenzaron a brotar, conminando con destruírlos a los dos, salvo que Locke fuera capaz de exponerlo todo y abrir su corazón al amor.