En una localidad llena de perros hambrientos y furiosos un grupo de gatos se reunió para ordenar la supervisión de su guarida. Sin importar los acuerdos que se habían firmado entre perros, gatos y ratones, algunos perros parecían no tener interés de respetarlos. El gato más adulto mayor se dirigió a los demás y les dijo:
-Compañeros, requerimos que alguien se ocupe de controlar la región de los gatos y defendernos. Debemos conformar una patrulla de policía gatuna.
Uno de los presentes se adelantó y dijo:
-Yo me ofrezco voluntario. Soy fuerte y fiero. Puedo asustar a la mayoría de los gatos y defenderme de los más osados.
Otro de los gatos que se encontraba en la reunión dijo:
-Yo le ayudaré. También soy fuerte.
Poco a poco, todos los gatos fuertes y también los más fieros se fueron uniendo a la patrulla de la policía gatuna.
-Yo también quiero unirme a la patrulla -dijo una gata. Todos se sorprendieron.
-Pero tú eres pequeña y rápida -dijo el primer gato que se había unido a la patrulla-. ¿A quién vas a asustar? ¿Cómo te vas a proteger si te atacan? Además, eres… eres una…
-Una qué -le interrumpió la gata-. ¿Una chica?
-Sí, bueno, una chica -dijo el gato.
-Puede ser de herramienta -interrumpió el gato adulto mayor.
-Las chicas siempre son útiles para despistar -dijo otro de los gatos de la patrulla.
-Pero, ¿tú de qué vas? -dijo la gata, muy ofendida-. ¿Crees que las chicas solo servimos para eso, para entretener y despistar a los chicos?
-No quise decir eso -se disculpó el gato.
-Pues que te quede claro, majete -dijo la gata-. Soy muy rápida y muy ágil. Puedo librarme fácilmente de los perros y puede llegar muy rápido a donde desee para comunicar a los demás. También soy valeroso, tanto como para asistir al soberano de los perros y denunciar un ataque. Y como soy también muy sigilosa, puedo llevarlo a cabo sin que nadie más me vea.
Todos los gatos la miraban boquiabiertos. Todo eso parecía muy útil.
-Cada uno poseemos nuestras características y hay que entender aprovecharlas -dijo la gata-.
Y así fue como se formó la patrulla de la policía gatuna, un conjunto eficiente que mantuvo a raya a los perros por bastante un largo tiempo.