En la mitad de un partido de baloncesto hace aparición, súbitamente, lo increíble: Sin que media parta de los observadores se dé cuenta, un gorila cruza la escena, se detiene para golpearse el pecho y sigue su sendero como si nada. Para bastantes de los que ven esta prueba el gorila no existe, es invisible. Tanto, que cuando el efecto se desenmascara, están convencidos de ser engañados.
Este brillante libro debe ver con la ciencia de las ilusiones que experimentamos en nuestra vida cotidiana: Desde la ceguera por carecer de atención, como en la situacion del gorila, y la ceguera en oposición al cambio, cuando nuestros sentidos se empeñan en no ver lo que se movió, hasta la ilusión de causalidad, que nos hace confundir simples correlaciones con causas inexistentes, o la de seguridad, que nos hace creer que nuestros recuerdos son leales y precisos, y la de conocimiento, que nos hace sospechar que entendemos muy más de lo que en verdad entendemos.
Esto no es otra cosa sino las trampas de la cabeza, ilusiones mentales o cognitivas, más recurrentes y complejas que las ilusiones tramposas de los cinco sentidos. ¿Cuáles son esas trampas? 1. La ilusión de la atención. No observamos algo porque nuestra atención está puesta en otro lado. No atienda el teléfono celular mientras maneja. 2. La ilusión de la memoria. Recuerdo patente, patente, el día que me recibí de médico ¿Cómo tienen la oportunidad de los hermanos diferir tanto en el recuerdo de un mismo hecho familiar? ¡Ay! los presentes. 3. La ilusión de la seguridad. Admiración por la mostrada seguridad ajena y nuestra. Confiamos en lo muy que entendemos. La seguridad aniquila al hombre. 4. La ilusión del conocimiento. Podemos planear todo y acertar con seguridad. Somos expertos y superiores que los demás. 5. La ilusión causal. Confundir a la suerte, hecho o correlación con causalidad. Saltar a las conclusiones. 6. La ilusión del potencial, podemos aumentar nuestra sabiduría ya, solo despertemos el potencial no utilizado. Estimule el estudio oyendo a Mozart, llevando a cabo expresiones cruzadas o resolviendo sudoku. Todas las ilusiones recibe un capítulo con buenos ejemplos tomados de la realidad. Solo un caso de exhibe es ficcional, muy gracioso, un complejo armado con sitios recurrentes tomados de libros y la prensa, reconocibles con simplicidad.
Además, el lector podrá ver sobre cómo nuestra memoria inconscientemente reproduce el pasado con fachada de falsos recuerdos que corrigen y adulteran la historia para hacerla cuadrar con nuestros deseos presentes. Los déficits de atención o la atención concentrada sólo en lo que nos importa, tienen un doble efecto tanto en la forma en que interpretamos los hechos del presente como los del pasado al momento de su rememoración.
El último capítulo, que se titula El mito de la intuición, es también la Conclusión e tiene dentro los remedios para sortear estas trampas, es muy fácil quedar atrapados en ellas, están al acecho. Es un capítulo sin desperdicios, y el fragmento final: A buscar gorilas invisibles, una increíble síntesis de las terapéuticas para controlar estas tan inevitables como insidiosas ilusiones.
Simons y Chabris demuestran así, con incontables ejemplos, que esa situación que suponemos tan sólida se desvanece en el aire de nuestra percepción y nuestros cerebros.
Escrito con humor y rigor científico, «El gorila invisible» no se limita a exhibir nuestras -a veces- increíbles falencias en el instante de interpretar el planeta, sino que de hecho da algunos anuncios prácticos para llevar a cabo mejor nuestro desempeño cognitivo. Concebido al inicio como un ejercicio académico, este simpático y riguroso gorila viene a demostrarnos que, aun para la ciencia, no todo es lo que se ve.
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