El Príncipe es un tratado político del siglo XVI del diplomático y teórico político italiano Nícolas Maquiavelo. Algunas ocasiones comentan que el Príncipe está dentro de las primeras proyectos de la filosofía actualizada, principalmente de la filosofía política actualizada, donde se estima que la verdad “efectiva” es más importante que algún ideal abstracto.
Resumen
Maquiavelo compuso El Príncipe como una guía práctica para gobernar (aunque algunos estudiosos aseguran que el libro fue concebido como una sátira y principalmente una guía sobre cómo no gobernar). Este propósito es aparente desde el comienzo, por la dedicación del libro a Lorenzo de Medici, el gobernante de Florencia.
Género: No ficción
El Príncipe no es fundamentalmente teórico o abstracto; Su prosa es fácil y su lógica fácil. Estos puntos señalan el deseo de Maquiavelo de proveer consejos prácticos y fáciles de abarcar.
Principales
Francesco Sforza: Mercenario general que se convirtió en duque de Milán.
Ludovico Sforza:
La sobrina de Caterina Sforza Riario Ludovico: la hija ilegítima de Gian Galeazzo Sforza. Gobernante de las localidades de Forli e Imola; llamado “El Amazonas de Forli”.
La sobrina de Caterina Sforza Riario Ludovico:
Cesare Borgia:
Cesare Borgia: hijo de Alejandro VI, duque de Valentinois en Francia, y conquistador de la región de Romagna en Italia. El escencial ejemplo de Maquiavelo de un príncipe ideal.
Cesare Borgia:
Personajes
Los primeros dos capítulos describen la llegada del libro. Al Príncipe le preocupan los regímenes autocráticos, no los regímenes republicanos. El primer capítulo define los diferentes tipos de principados y príncipes; Al llevarlo a cabo, crea un bosquejo para el resto del libro.
Análisis
El Capítulo III señala exhaustivamente cómo sostener los principados compuestos, oséa, los principados que se crean o anexan recientemente de otro poder, para que el príncipe no esté familiarizado con la multitud que él gobierna. El Capítulo III también exhibe las primordiales intranquilidades del libro (política de poder y buena intención popular) en forma encapsulada.
Los capítulos IV a XIV constituyen el corazón del libro. Maquiavelo otorga consejos prácticos sobre una diversidad de asuntos, que tienen dentro las virtudes y desventajas de las diferentes rutas al poder, cómo hallar y sostener nuevos estados, cómo lidiar con la insurrección interna, cómo realizar alianzas y cómo sostener un ejército fuerte.
Implícitos en estos capítulos están las críticas de Maquiavelo sobre el libre albedrío, la naturaleza humana y la ética, pero estas ideas no se manifiestan explícitamente como temas de discusión hasta más tarde.
Los capítulos XV a XXIII se centran en las características del propio príncipe. En términos generalmente, esta discusión está apuntada por la visión subyacente de Maquiavelo de que los altos particulares se traducen en un mal gobierno.
Esta iniciativa es principalmente alguna en relación a la virtud personal. Algunas virtudes tienen la oportunidad de ser admiradas por su bien, pero para un príncipe accionar según la virtud es frecuentemente amenazante para el estado.
Del mismo modo, algunos vicios tienen la oportunidad de estar mal vistos, pero las acciones viciosas algunas ocasiones son indispensables para el bien del estado. Maquiavelo combina esta línea de razonamiento con otra: el tema de que hallar la buena intención de la población es la conveniente forma de sostener el poder. Entonces, el aspecto de la virtud puede ser más importante que la verídica virtud, que puede verse como una deber.
Las partes finales de El Príncipe vinculan el libro a un contexto histórico específico: la desunión de Italia. Maquiavelo exhibe su explicación del fracaso de los antiguos gobernantes italianos y concluye con una súplica apasionada a los futuros gobernantes de la nación. Maquiavelo afirma que solo Lorenzo de Medici, a quien está dedicado el libro, puede volver a poner el honor y el orgullo de Italia.
Este tratado filosófico no tiene ningún fin imaginativo o novelístico como tal. Ya que se sostiene en una sucesión de consejos y comentarios para el gobierno que deberían realizar los políticos de la época. Sin embargo, numerosos filósofos han diferido de esta opinión enseñando que lo escrito en el tratado es tan absurdo que solo puede tratarse de una forma de sátira contra los líderes de gobierno.
Debido a que El Príncipe es un comentario político, no una obra de ficción, Maquiavelo no utiliza “personajes” en el sentido de una novela o cuento. En cambio, quita sus ejemplos de los hechos políticos y sociales recientes, así como de la historia vieja.