¿Qué ocurriría si la conocida Batalla de Roncesvalles se hubiese producido por amor?
Año setecientos setenta y ocho, Orreaga, Vasconia (asimismo conocido actualmente como Roncesvalles, Navarra). Don Carlos, que pasaría a la historia como Carlomagno, padece una dura derrota en el paso de los Pirineos una vez que el rey franco arrasase lo que el día de hoy se conoce como Pamplona. Hasta ahí llega lo que la mezcla de historia legendaria, historia y tradición ha dejado para la posteridad.
Pablo Ojer nos plantea en La hija prohibida una versión de la letra pequeña que pudo desatar una de las primordiales derrotas del gran Carlomagno. Es una versión inventada, no verificada, mas ¿por qué razón no pudo acontecer de esta forma?
El paso de las tropas de don Carlos por Pamplona, capital de las tierras vasconas, no resulta todo lo cómoda que se aguardaba. Casilda, hija de don Jimeno, señor de Vasconia, se enamora del franco Thibaut una vez que este la liberara de un intento de violación por la parte de Roland, el protegido de don Carlos.
Casilda luchará contra la distancia, las costumbres patriarcales de la temporada, la guerra y el destino escrito por continuar sus principios, por lograr sus objetivos y lograr la dicha.
El creador nos ubica en aquel siglo viii del que poco se sabe con certidumbre, donde se mezcla la realidad contrastada con las leyendas extendidas por los juglares y cantares medievales y aporta una versión, quizás más propia del siglo xxi, mas que de forma perfecta pudo acontecer tal como se narra… O bien no.