Maurice Druon ha sabido contar como ningºn otro las historias segregas, las pasiones y las debilidades de ese periodo determinante de la historia de Europa.
La cuarta entrega de la serie «Los Reyes Malditos».
Junio mil trescientos dieciseis. Tras un corto y desastroso reinado, Luis X termina de fallecer envenenado. Han pasado solo dieciocho meses desde la muerte de su padre, Felipe el Precioso. Por vez primera desde hace trescientos años un rey de Francia desaparece sin dejar un heredero varón.
La corona puede ir a parar a la cabeza de una pequeña de 5 años, sospechosa de bastardía, hija del primer matrimonio de Luis X con Margarita de Borgoña. También puede ser destinada al hijo que espera la segunda esposa del rey fallecido, Misericordia de Hungría. Este cuarto volumen de la serie Los Reyes Malditos revive las luchas encarnizadas que, para apoderarse de la regencia, librarán 3 familiares del rey muerto: su hermano el duque de Poitiers, si tío el conde de Valois, y su primo el duque de Borgoña.
El conde de Poitiers recurrirá a la «ley de los varones» para justificar su derecho al trono, adaptándola con excepcional habilidad a las circunstancias.