«Todo lo que sé del amor lo aprendí de ella».
EnLa profesora de Sócrates Laura Pero se adentra en la figura de una mujer valiente y adelantada a su tiempo cuyas ideas son el origen del término de amor platónico.
Año cuatrocientos cuarenta a.C. El político y orador Pericles pide la ayuda de sacerdotisa Diotima de Mantinea para librar a Atenas de la peste. A lo largo de la liturgia de purificación, un Sócrates de treinta años queda maravillado con la sabiduría de esta mujer. Enseguida, el pensador comenzará a conocer de su mano los misterios de Eros.
En una temporada en la que las mujeres debían abandonar a todo, la condición de sacerdotisa de Diotima le va a dar la libertad de estar en solitario con el pensador más relevante de su tiempo, al que instruirá en secreto, como de participar en la vida política y filosófica de la urbe. No obstante, pronto se extenderán traidores cotilleos sobre una relación íntima entre profesora y pupilo.