En el Berlín de mil ochocientos sesenta y cinco una mujer es asesinada de forma brutal. Julius Bentheim, un joven estudiante de Derecho que, merced a su talento como dibujante, gana algo de dinero efectuando bocetos de escenas de crímenes, coopera con la investigación. Todos y cada uno de los rastros apuntan a la culpabilidad del excéntrico maestro de filosofía Botho Goltz, comenzando por su confesión. Mas cuando el supuesto asesino es por último llevado frente a la justicia, va a hacer gala de una argucia tan astuta —no hay arma homicida ni móvil y la policía aun ha hecho desaparecer sin saberlo ciertas pruebas— que acabaremos preguntándonos si Goltz va a pagar por su sórdido crimen. Una magistral kriminalroman, primera entrega de la que está destinada a transformarse en una de las sagas policiacas de nuestra temporada.