En la historia de España hay rebosantes lagunas y acontencimientos por desentrañar. Mucho se ha
escrito sobre el presunto desastre de la famosa como Armada Insuperable, cuando en
realidad hubo otra flota, en un caso así británica, que sí fracasó clamorosamente en su ataque
a las costas españolas, allí por mil quinientos ochenta y nueve. Ese fiasco llevó a Isabel I de Inglaterra a castigar al
corsario Drake, responsable de la derrota, con la prohibición de embarcar a lo largo de múltiples
años. No obstante, Drake inventó a lo largo de ese tiempo un ambicioso plan destinado a ganar la
guerra a España y terminar por fin con su dominio en América.
Su pretensión era agredir la costa de Panamá en el punto más estrecho del istmo, a la altura
de la urbe de Nombre de Dios, que, conforme sus informaciones, se hallaba mal
protegida. Una vez dueño de Nombre de Dios, el corsario se planteaba empezar un veloz
avance cara el sur para hacerse con la urbe de Panamá, ubicada en la costa del Pacífico.
Con eso no pretendía solamente cobrarse un valioso botín, sino más bien establecer una colonia
cuya extensión englobaría una ancha franja de tierra que uniría esas 2 poblaciones y que
controlaría el comercio entre los 2 mayores océanos del planeta. En esta magnífica
novela histórica, Juan Pérez-Foncea, autor de «Los Tercios no se rinden» y «El héroe del
Caribe», lanza luz sobre ese vital lance.