Suso siempre había soñado con poder teletransportarse. Con poder moverse súbitamente hasta la playa en mitad de un examen de mates o con pegar un salto sideral hasta el parque temático cuando tenía acelgas para comer. Sin embargo, era consciente de que aquello, por lo menos por ahora, era únicamente una fantasía.
Un día, paseando por la calle de vuelta del colegio, se encontró con un letrero que decía: “Agencia de Teletransporte”. Al inicio pensó que tenía que ver con la típica compañía que transfería y repartía packs por las viviendas. Pero como aun así le picó la curiosidad, decidió ingresar a preguntar. Al llegar al mostrador se encontró con un pequeño hombrecillo trajeado y con tres pelos solitarios en la cabeza. Este se presentó como Humber y le mencionó que se encontraba ahí para ayudarse en todo lo que necesitara.
-Perdone usted, pero… ¿qué significa teletransporte?- preguntó Suso.
El hombre pareció extrañado frente una pregunta que para él tenía una respuesta evidente:
-Pues… que teletransportamos- contestó el empleado-. Enviamos elementos y personas a donde desee y en un santiamén.
Suso no acababa de creérselo, porque eso del teletransporte era algo que solo aparecía en los libros de ciencia ficción que le gustaba leer. Frente su incredulidad, el hombre de la tienda se ofreció a hacerle una demostración gratis. Encendió la tele y puso el canal de novedades que, en ese instante, se encontraba emitiendo directamente desde el ayuntamiento. Le mencionó que con su electrónico de teletransporte lograría que el bote de lápices que había sobre el mostrador acabase en la mano de la presentadora de la tele que estaban observando.
Al instante, las expresiones del hombrecillo se hicieron situación. La mujer miró desconcertada cómo un bote de lápices había aparecido sin razón aparente en su mano. Desde enfrente del TV Suso se reía. De todos modos, se sentía a medio sendero entre entretenido y asombrado. Después de varios años de soñarlo, el teletransporte era una situación. Por medio de un espectacular electrónico se podía mover hasta algún punto del planeta en cuestión de segundos. Pensó que lo podría usar para llegar a casa desde el colegio super rápido o para plantarse en la tienda del vecindario al instante cuando necesitase leche para desayunar.